La Voz de Galicia
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Según el diccionario etimológico, la palabra Respeto quiere decir «volver a mirar», no quedarse con la primera impresión, con la primera idea que nos hacemos sobre algo y volverlo a mirar.

Del respeto se derivan  «espectáculo», espejo, aspecto, inspección, suspicacia, introspección…

En acepción popular la expresión «esto me da respeto» hace referencia algo que nos hace apartar la mirada porque nos da miedo, repelús o desconfianza.

El respeto es todo lo contrario del espectáculo, una sociedad sin respeto conduce a la sociedad del escándalo (Byung Chul-Han).

El respeto es algo indispensable para la vida pública porque sin la distancia que impone el respeto no se puede llegar a ningún entendimiento;  la mirada irrespetuosa se desvía a lo privado, cayendo en falta de decoro, de pudor y en un exhibicionismo  ofensivo.

El espectáculo que estamos presenciando en este tiempo de fases para la libertad, se deriva de la angustia generalizada sufrida por la   pandemia; la angustia es un sentimiento que fácilmente se transforma en ira y agresividad.

La lamentable pendencia de Pablo Iglesias y Cayetana Alvarez de Toledo en el Parlamento, es un buen  ejemplo de cómo cuando se pierde el respeto,  la mirada se dirige a  lo privado y aparece  la incorrección, lo inapropiado y la  provocación. Igual que la escenita de «sal fuera si tienes huevos» de Iglesias y Abascal, algo políticamente indeseable en una sociedad civilizada.

El respeto siempre tiene cara, siempre va unido a un nombre. Anonimato y respeto son dos cosas excluyentes, no se puede respetar a quien no se conoce.

La falta de transparencia sufrida durante el confinamiento  dónde no cuadran números, fechas ni datos y donde ni los  muertos ni  los expertos tienen cara, es otro elemento que determina la falta de respeto mutuo entre dirigentes y ciudadanos

Más respeto por favor.