La Voz de Galicia
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No se ustedes pero para quien esto escribe este verano incipiente está siendo un coñazo de tiempo y de noticias; de tiempo porque más parece un otoño cálido que un verano reventón y de noticias porque estamos en un bucle de especulaciones políticas interminablemente soporíferas.Y dicho esto, resulta más divertido entretenerse en dilucidar de donde viene el término » ser un coñazo» que tiene su aquel.

No está nada claro su origen aunque muchos quieren ver unas connotaciones claramente machistas en el uso del término, es significativo que se utilice el órgano femenino para referirse a algo aburrido y tedioso -nada más lejos de la realidad- en contraposición con el órgano masculino para subrayar todo lo contrario: » es cojonudo» o » es la polla».

Hay quien sostiene que el uso de la expresión tiene su origen en la aburridísima película «El Coñazo» de un tal Armando Flores – ficticio  director de cine de los años veinte- que desarrolló el género llamado » Fantastic porn» contando entre sus obras con títulos tan sugestivos como «Los de Marte son coños a parte» o «Los pezones del espacio se comen despacio».

El susodicho director  y sus producciones cinematográficas resultaron ser la invención de un periodista del diario humorístico «El mundo today» que por lo que fuera se hizo viral y prendió en el inconsciente colectivo, pasando a usarse el término » Un coñazo» en referencia al tostón que resultó la película.

La RAE poco aporta a la hora de dilucidar el origen del término al referirse a él como persona o cosa latosa e insoportable.

Venga de donde venga lo cierto es que el término «coñazo» no existe en ninguna otra lengua. Ser un pelma, un pesado o un plomo es internacional, pero ser «un coñazo» es algo exclusivamente hispánico