La Voz de Galicia
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La antropóloga Margaret Mead describe tres tipos de estructuras sociales: la posfigurativa ,aquella en la que los padres enseñan a los hijos; la configurativa donde los hermanos mayores educan a los pequeños y la Prefigurativa, dónde son los hijos quienes enseñan a los padres.

Para cambiar una estructura social hacían falta siglos, sin embargo, casi todos nosotros hemos transitado las tres a golpe de crisis: la del mayo del 68 que supuso el paso de lo posfigurativo a la configurativo; la caída del muro el paso a lo prefigurativo y probablemente haya sido la última crisis económica lo que está determinando la vuelta a un nuevo modelo posfigurativo. Un revolcón de este calibre sólo se concibe con advenimiento de las nuevas TICS globalizadoras.

Uno de los aspectos dónde mejor se evidencia este fenómeno es en la moda. Los melenudos y  minifalderas del 68 marcaron el cambio estético que rompía con los usos y maneras existentes-la imaginación al poder-. La estética de la movida señaló el cambio a lo prefigurativo, haciendo que los viejos se identificaran con el eufemismo de «la tercera edad» y llenando sus roperos de Jeans, chándal y colegas.

Actualmente y tras un periodo heterodoxo en el que cupieron todos los estilos parece que los viejos han vuelto a tomar el mando de las tendencias.

No es casualidad que firmas como Adolfo Dominguez y Zara hayan puesto en el escaparate modelos de la tercera edad marcando directrices. Dominguez con su nuevo y genial slogan: «sé más viejo» y Zara fichando a Iris Apfel, una mujer de 97 años, gafas XXL y labios rojo pasión con collares y colores  imposibles. Una estética barroca e hipermoderna  promocionada por viejos.

No se extrañen si  se empieza a llenar el foro de jóvenes vestidos como los viejos del anuncio.