La Voz de Galicia
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Ese aquel que tenemos los pueblos del sur que hace que seamos tan solidarios como solitarios, tan bulliciosos como fríos, tan opuestos como amigos.

Ejemplo de solidaridad y fuerza grupal para  el mundo, los primeros en donaciones y  de los pocos que quedan donde la familia  sigue siendo una eficaz célula de soporte social . Pero sin desmerecer lo dicho creo que dónde más nos sale el genio es en los solitarios. Nuestros más rimbombantes éxitos deportivos – la versión más civilizada de la guerra según Umbral- se dan asombrosamente en deportes individuales y marginales.

Santana, Angel Nieto, Seve Ballesteros, Indurain, Carolina Martín, Nadal, Alonso, Fernández Ochoa  o el último asombro, Javi Fernández , un fibroso patinador artístico sobre hielo campeón de todo, que ya me dirán ustedes ¿de  dónde nos viene a nosotros patinar el hielo?

Vale que en los últimos años hemos conquistado laureles en disciplinas  deportivas de equipo a base de redaños y afición; pero maravillan más estos hombres y mujeres geniales que brotan espontáneamente  en deportes minoritarios haciendo honor a lema: «ni un pedazo de suelo sin una tumba española» ,que se jactaban los Tercios en nuestro pasado imperial.

Las epopeyas en grupo son épicas y el ADN de la identidad social,  las que rellenan el grueso de la historia, pero las gestas de los solitarios siempre son las que marcan los cambios cualitativos capaces de abrir un nuevo camino en la evolución.

Freud descubrió la mente escindida del ser humano en un sencillo despacho de la Viena Imperial. Marx escribió el Capital en los bancos de los parques de Berlín y Einstein retozaba con la física  en una oficina de patentes de Berna. Santiago Ramón y Cajal describió la arquitectura del cerebro dibujando a mano alzada y con un primitivo microscopio  desde un cutre laboratorio aragonés.

Esa capacidad que tiene el alma de estos solitarios de hielo no tiene nombre, no es ambición, ni pasión, ni locura. Es una actitud vital y mental que permite encontrar tesoros y que no se aprende , se tiene o no se tiene.

Al finalizar un periodo de formación en Terapia Familiar Sistémica con el epistemólogo profesor Sluzky en Boston, le pregunté -muy pizpereto- qué opinión le merecía el nivel de capacitación que habíamos alcanzado durante el curso y Sluzky -esbozando una sonrisa de tajo porteño en unas barbas blancas de patriarca ortodoxo -respondió: «muy bueno,  pero no se olvide de que a usted le pagan por pensar, no por su habilidad ni por su rentabilidad, por pensar; esto ya se lo sabe, continúe.  Sluky dixit ,otro frío abrasador.

Será porque vivimos en un mundo enajenado que tarda tanto en alumbrar uno de estos seres.