La Voz de Galicia
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Según afirma el Diccionario Etimológico de Corominas –texto indispensable en toda biblioteca que se precie de ello- la palabra crisis viene del latín crisîs, que quiere decir “decisión”. Deriva en palabras tan frecuentes como “critica” “criticar” “crítico”o “criticón”.

En medicina hablamos de crisis cuando se produce un cambio brusco en un proceso, bien para mejorar o para empeorar.

Sentí curiosidad por asomarme al diccionario y aclarar bien el concepto de una palabra que me invade  el espacio mental a diario producto de su ubicuidad mediática.

Vista la profusión de crisis a las que nos enfrentamos durante toda la vida- las que nos tocan por vivir y las que nos regalan- no me extraña que la historia se escriba a base de crisis que mojonan toda nuestra leyenda.

Me figuro que iremos de crisis en crisis hasta la crisis total, la innombrable, la que no admite decisión alguna y a la que es imposible juzgar  porque ya no tienes tiempo.

Con respecto a estas elucubraciones me vino a la cabeza un cuento de Isaac Ashimov, “La última pregunta” (del libro Nueve Mañanas publicado en 1942).

En el se plantea un mundo muy avanzado que merced a una supercomputadora ha conseguido atesorar todo el saber de la Humanidad. Esta máquina -alimentada con energía solar- se iba nutriendo de todo cuanto conocimiento se incorporaba a nuestra vida. Gracias a él, la expansión de la especie había ido más allá de nuestra galaxia.

El día de su inauguración, todos lo festejaron como una maravilla salvo un tipo impertinente que sentenció: ¿Qué haremos cuando se apague el Sol, el Sol no es eterno?

A partir de entonces, lo único que nos inquietaba era saber qué decisión tomar si desaparecía nuestra única fuente de energía.

Cada generación interpelaba al menos una vez a la Computadora la misma  pregunta: ¿Podremos revertir la entropía de tal forma que el Sol no se apague nunca? ¿Qué haremos cuando se apague, el Sol no es eterno?

Y siempre obtenía la misma respuesta: “Datos insuficientes para dar una respuesta significativa”.

Muchos años después, el sol languidecía y las estrellas se iban apagando, los seres estelares hicieron la misma pregunta de forma angustiosa obteniendo la misma respuesta…Poco a poco la vida se extinguía mientras la computadora daba vueltas y vueltas sin dar respuesta alguna

Justo en el momento en el que el sol se apagaba, por fin contestó: “Fixt lucs et lucs fecit”. “Hágase la luz y la luz se hizo”.

Al final del desgobierno, del procés catalán, de los recortes, de la amenaza yihadista, de Trump, de Putin, de Erdogan…La máquina volverá a espetarnos los mismo.

Así que no pasen ansia.