La Voz de Galicia
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Hasta la fecha se conocían dos formas de democracia: la representativa -aquella que vota cada cierto tiempo a un partido o  un líder para que sean ellos quienes se encarguen de los asuntos de la gobernanza – y la directa, dónde todos votan sobre todo para tomar las decisiones que haya que tomar.

Últimamente se estila mucho el recurso del referéndum- democracia directa- para decidir sobre cuestiones importantes que la democracia representativa no se atreve a resolver ella solita y pasa el melocotón al pueblo que puede, o no, tener  toda la información relevante sobre el tema y equivocarse, velahí asuntos como el Brexit. La historia está llena de decisiones desastrosamente populares. El pasabola a la gente está muy bien por lo que supone de madurez de un pueblo y de esperanza a la hora de gestionar la libertad entre todos, pero también tiene sus efectos secundarios si no se aplican algunas funciones correctivas como el porcentaje mínimo de participación y de apoyo a la decisión mayoritaria. Cuando no se hace así, se corre el riesgo de que una minoría se lleve el gato al agua que en ocasiones se convierte en un tigre para la mayoría.

Pero no pasen ansia dudando en elegir la fórmula más indicada para resolver estas situaciones. Si tenemos en consideración la solución adoptada por el ínclito líder checheno Ramzan Kadyrov para nombrar a su nuevo asistente – una especie de primer ministro o Valído- verán cómo se resuelve el problema  a gusto de la mayoría.

Este antiguo guerrillero puesto por Putin al frente de los destinos de la República de Chechenia, calza los mismos gustos marciales del amo, cuelga en Istagram sus fotos de machote cazando cocodrilos a mano, boxeando con periodistas, acariciando tigres y posando con  pistolas de oro; amén de estar detrás del asesinato del líder  opositor Boris Nemtsov, de la periodista Anna Politskóvskaya o de la activista chechena Natalia Estemírova.  Este mocetón con aspecto mostrenco va a elegir a su primer ministro a través de un Realty Show llamado Komanda, una mezcla entre Gran hermano y la isla de los famosos. La gente está entusiasmada.

Ojo al dato que vamos por el mismo camino, de hecho ya vemos a nuestros candidatos desfilar por la casa de Bertín, el Hormiguero de Motos, los niños repelentes de Ana Rosa o tonteando con Susana Griso…de ahí a llorar con Jorge Javier y comerse escorpiones con Fran de la jungla sólo es querer.

No  más comicios, quizás sería mejor encerrar a nuestros cuatro aspirantes en un plató y ver cómo cocinan, como hacen edredonig, como se cabrean o insultan y nominarlos a golpe de SMS.

Ganaría Belén Esteban, la reina del pueblo.