La Voz de Galicia
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La situación resulta insoportablemente tediosa, llevamos meses con este gori gori electoral que no hay cuerpo que resista y lo que es peor, nada apunta a que se nos de una tregua.
La representación es cansina, redundante y aburrida, todos los días las mismas declaraciones y argumentos manifiestos que traslucen la idéntica incapacidad para ponerse de acuerdo. Aquí no están negociando nada, aquí se está pasando la misma sesión continua que sólo entretiene a las respectivas parroquias. Que fatiga
Tengo para mí que sólo existen dos soluciones para este asunto: nuevas elecciones o gestionarlo con las reglas de un cónclave.
La sabiduría milenaria de la Iglesia que es una institución eterna porque tiene todo minuciosamente regulado, hasta la elección del líder, aconseja cómo tienen que realizarse estos complicados procesos selectivos para garantizar un éxito.
Dejando aparte discursos agnósticos, políticamente correctos y lo demodé que está hablar hoy de cualquier espiritualidad, lo cierto es que una situación como la de un cónclave presenta algunas características psicológicas interesantes que pueden ser la clave de su eficacia tanto para elegir un papa como para poder elegir un Presidente.
El secreto, el silencio y el aislamiento son condiciones indispensables para que la mente humana logre alcanzar un estado de hiperconciencia iluminador
A la hiperconciencia sólo se accede a través de ciertas drogas o de una disciplina mental que únicamente consiguen los místicos; sea el shatori del Zen, el nirvana del yoga o el éxtasis cristiano; los individuos que acceden a ese estado de conciencia requieren de los elementos de un cónclave para conseguirlo: aislamiento, silencio, creencia absoluta en su ideología, disciplina física y psíquica y un ritual intrapsíquico repetitivo con el que consiguen parar la mente y entrar en otra dimensión dónde todo se ve claro.
«Extra ominis» -todos fuera- es la palabra mágica que inaugura un cónclave. ¿Cómo se les ocurre pretender resolver el problema electoral con todo el mundo mirando, opinando, presionando y amenazando como si esto fuera un partido fútbol ? Están más pendientes del público que del asunto a resolver.
Propongo pues, el siguiente Récipe: Recójanse los líderes de todos los partidos de la Cámara, enciérreselos en el Congreso «Extra Hominis», sean parcas las viandas y duro el camastro castellano. Sin micrófonos ni cámaras, ni declaraciones, ni chistes, ni postureos, sin nada que comunicar, sólo hablando entre ellos, meditando en silencio y esperando que el Espiritu de la Transición descienda sobre sus cabezas. Y no dejarlos salir hasta que eso ocurra.Verán como saldría humo blanco por la Carrera de San Jerónimo y nos dejarían tranquilos, que para eso hemos cumplido nuestro deber votando.
Ahora les toca a ellos resolver la ecuación calladitos y cuidando las formas.
Extra Hominis.