La Voz de Galicia
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Una asamblea es una forma de organización donde todo el mundo tiene voz en la toma de decisiones y el voto es el último recurso cuando no hay acuerdo.
A simple vista no hay nada más democrático que una dirección asamblearia, pero para gobernar un país son un desastre.
Una de las características del momento es el auge que está tomando el hecho de delegar las tomas de decisiones a través de una fórmula asamblearia dentro de los partidos, sea consultar a las bases, al comité federal o a la asamblea sin más.
Cabría afirmar que eso ocurre porque cuando no hay líderes todo es partido; y al revés, cuando no hay partido, todo es líder.
La debilidad del liderazgo de Pedro Sanchez es lo que le ha obligado a jugar la única carta que tenía frente al envite del aparato: recurrir a la formula asamblearia de consultar a las bases para que sean ellas las que impongan una decisión que él es incapaz de tomar.
Dirán que fue elegido en unas primarias pero da igual, los partidos políticos son instituciones nada democráticas que funcionan al modo estalinista y que suelen promover «primarias», en dos tipos de situaciones: cuando quieren hacer fracasar a un candidato o cuando no hay mayoría suficiente para imponer uno, Los auténtico líderes no se pactan, se imponen. ¿Quién cuestionaba el liderazgo de Felipe Gonzalez o Aznar?
Rajoy ha dejado de ser líder después de los últimos «japs» de derecha corrupta que le han endosado en el mentón. A partir de ahí, el PP es todo partido y con tal motivo, comenzará un juego de tronos con dragones sanguinarios incluidos.
Las franquicias de Podemos repartidas por el territorio-cada una con una amalgama de gente e intereses en ocasiones completamente distintos entre sí- hace que todas ellas se identifiquen bajo un único líder que es Pablo Iglesias, porque Podemos es una organización asamblearia -sin estructura de partido-, igual que Ciudadanos aún no es un partido consolidado en el territorio nacional y por eso, ambas formaciones son todo líder.
De modo que estamos entre partidos sin líder y líderes sin partido. Parece que en tal situación no queda otra que dejarlo todo en manos de la asamblea.
Pero la dirección asamblearia nunca funciona porque una asamblea es una orgía de autoreferencia – Paco Traver, dixit- No hay dos personas que piensen igual sobre nada. No es posible encontrar a dos miembros de una asamblea que defiendan la misma idea. Una asamblea es un coro de grillos, un canto al individualismo. Precisamente para evitarlo se inventaron los partidos políticos tradicionales.
Las asambleas no generan líderes, sólo los aclaman. Las bases opinan y eligen, no ejecutan.
Mal vamos.