La Voz de Galicia
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El domingo 11 de Abril de 1954 se celebraron elecciones en Bélgica y murió el futbolista británico J.Botham, eso fue todo. Aquel día de primavera no pasó nada más importante en el mundo según William Tandstad -un científico de la Universidad de Cambridge- fue el día más aburrido del siglo XX.
El bueno de William se dedicó a meter en un programa informático los datos de trescientos millones de acontecimientos del siglo XX sobre los que existe información en Internet. El algoritmo del investigador determinó la importancia de cada día en función del número de hiperenlaces correspondientes y fue ese día de abril quien se erigió con el título del día más aburrido del siglo.
Siguiendo el modelo de Cambridge, dediqué unos minutos a comprobar la jerarquía de interés despertadoen esta semana tan caliente en el plano informativo. El rankingfue el siguiente: el mundial de baloncesto (cuatro millones y medio), la vida y obras de Isabelita Pantoja (cuatro millones),la muerte de Botín (casi tres millones),la decapitación de Irak y la Diada comparten el tercer puesto con más de dos millones y el referéndum escocés queda de cuarto. Reconocerán que los resultados tienen sus lecturas.
Una de ellas es la disonancia que hay entre lo que aparentemente debería preocupar más a la gente y lo que de verdad le interesa, lo que viene a remachar una vez más aquello de que la realidad es una construcción y que en esta sociedad globalizada, la realidad la propone los medios de comunicación y la gente dispone lo que le peta; o lo que es lo mismo, que lo que parece interesar en los medios no es lo que más le interesa al personal, al menos grosso modo.
Es evidente que si lo que más interesa a la gente es lo que recibe más entradas en la red, y lo que recibió más visitas esta semana pasada fue el mundial de baloncesto y la vida de Chabelita Pantoja, tenemos un problema y tendremos problemas para rato.Nos queda mucho recorrido aún para considerarnos una sociedad madura.
No es que personalmente tenga nada en contra del interés despertado por el gatillazo de nuestra flamante selección de baloncesto –un amigo me comentaba que el desastre era equiparable ahaber quedado con la mujer de sus sueños en su casa, con todo a su favor y dejar pasar la oportunidad-. Ni que la hija de la Pantoja no me despierte esa sensación entre indignación, pena y ternura . Pero lo que de verdad me preocupa es que cuando tenemos un mundo, una Europa y un país que hacen aguas, nos entretengamos jugando con el patito.
Yo no soy Isa.