La Voz de Galicia
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La verdad es que llevamos muchas semanas en un sin vivir con esto de los referéndums nacionalistas y la cosa ya empieza a resultar un poco cansina.
Más allá de la matraca informativa, las manifestaciones, los conciertos solidarios, declaraciones institucionales y el mercadeo de símbolos, lo que subyace detrás de toda esta agitación es una crisis del medio -y el medio en este caso es todo el planeta-. Hay un colapso de la estructura organizativa de la humanidad que desata mecanismos cibernéticos de cambio encaminados a buscar una nueva organización.
Estos mecanismos sistémicos de reequilibrio nos trascienden individualmente y funcionan en base a un proceso de ensayo y error. Se gatillarán cambios aleatorios de todo tipo, pero no se puede saber si los mismos serán funcionales y conseguirán el nuevo equilibrio que se busca. Ese es el riesgo en que vivimos.
Poco podemos hacer salvo tener la mayor prudencia posible y la inteligencia suficiente para valorar cuales de todas estas fuerzas re-constituyentes que aparecen y parecen imparables, nos estabilizan o nos desequilibran aún más. Este es un tiempo en el que tienen que retratarse los grandes políticos.
Por mucho que se le critique, el señor Cameron de la isla, ha sido de los pocos que no han entrado en la estrategia del choque de trenes y ha optado por la táctica del Judo: «si te empujan estira y si te estiran empuja», no resistiéndose a la fuerzas secesionista sino todo lo contrario, estirando de ellas hasta conseguir derribarlas. Cameron ha sabido sortear la derrota pero favoreciendo cambios en la estructura organizativa del Reino Unido que seguramente resultaran más eficaces.
España está en la misma película y la dificultad con Cataluña no se está sabiendo resolver por ninguno de sus actores, que siguen a garrotazos como los pintaba Goya en espera de que alguno de los dos desfallezca.
Menos mal que nos queda el humor. Decía el gran Arguiñano: «Pienso, luego es chiste», y quizás por eso surgió un grupo en la red que ha estado ofreciéndose a Inglaterra para que Galicia ocupara el lugar de Escocia en caso de salir el sí. Argumentan como méritos que nuestras gaitas suenan mejor que las escocesas, que aunque sin el Celtic de Glasgow, tenemos el Celta de Vigo y que nuestras lluvias y brumas nada tienen que envidiar a las de Escocia. Lo único el tema del güisqui, pero eso lo solventamos con buena caña y licor café. No está mal planteado.
Otros proponen un borrador de pregunta y opciones de respuestas para un referéndum independentista en Galicia. ¿Está usted a favor de la independencia de Galicia?: Puede que sí y puede que no. No sé y tú?. Depende.
Cosas veredes Sancho…