La Voz de Galicia
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Se puede definir a un liquen como una sociedad limitada entre un hongo y un alga. El hongo se encarga de dar cobijo y humedad al alga y esta de trabajar dándole a la fotosíntesis hasta procurar alimento para los dos. No hacen otra cosa, pero sobreviven más tiempo que cualquier organismo vivo y en condiciones imposibles para la mayoría, desde los círculos polares a los desiertos más inmisericordes.
La organización biológica de un liquen tiene sus ventajas, los líquenes sólo trabajan cuando las condiciones del medio ambiente son perfectas y si no se dan se duermen.
De minutos a pocas horas de trabajo es el promedio de actividad de un liquen que es el tiempo durante el cual el ambiente ha sido idóneo.
Visto como mamífero la forma de vivir de un liquen no me atrae lo más mínimo pero reconozco que es la forma de vida más apta para quien quiera rozar la inmortalidad.
O sea que vivir como un liquen supone convivir con alguien -sea un sujeto o una comunidad- que te cubra todas las necesidades auténticamente vitales, trabajar sólo si las condiciones ambientales son mucho más apetecibles que seguir invernado y poderse mudar a dónde quieras. Visto así, no parece mal plan ser un liquen.
Algunos así lo han hecho, miren a su alrededor y asómbrense de la cantidad de líquenes humanos que hay ahí fuera. Piensen en algún conocido que pueda estar viviendo como un liquen y verán como lo identifican rápidamente.
Hay gente que lo consigue, que es capaz de asumir el cuaderno de bitácora de los líquenes y organizan su vida hasta conseguir una simbiosis perfecta entre la cómoda supervivencia y el aburrimiento absoluto. Hay gente para todo.
Hay gente que entiende las relaciones como una simbiosis en la que «yo me busco la vida y tú te encargas de la intendencia»; me la busco cuando toque y mientras tanto no hacemos nada, solo dormitamos. Los líquenes cumplen una función ecológica muy importante y quiero pensar que los líquenes humanos también, aunque no se cual.
La gente con vida de liquen es asombrosa porque pasan absolutamente de todo lo que no sea imprescindible para su supervivencia, les importan un pimiento los demás y se las ingenian para no dar un palo al agua salvo si hay agua suficiente y no hay nada ni nadie que les moleste.
Asombrosos, pero reales.