La Voz de Galicia
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Si algo define al ser humano como animal superior es su capacidad de adaptación al medio. Ningún otro es capaz de vivir en cualquier sitio por inhóspito que este sea. Los que habitamos el Finisterrae somos capaces de vivir tan ricamente en una pecera centrifugadora sin que se nos descomponga un pelo ni nos salga verdín por el arco de triunfo. “Más humanos que los humanos” era el lema de los replicantes en Blad Runner. Si de adaptarse se trata, el lema es perfectamente aplicable a los replicantes húmedos que habitamos el noroeste peninsular. Somos más humanos que cualquier otro humano que toma el sol y cervecitas en una terraza durante lo que llevamos de año.
Decía el antropólogo Frank Boas, que la adaptación al medio se comprueba en la lengua y por eso los esquimales son capaces de distinguir diferentes tipos de nieve. Nada comparable al gallego que contempla setenta vocablos distintos para describir la lluvia.
Para la fina tenemos: Babuxa, Barrallo, Barruñeira, Barruzo, Borralla, Chuviscada, Froallo, Lapiñeira, Orballo, Parruma, Patumeira, Poalla…; la lluvia con más carga y fuerza también tiene su nombre en gallego: arroiada, bátega, chaparrada o cebrina, entre otras. Treboada y trebón hablan de rayos y truenos. Cuando se acompaña de nieve y hielo se da el auganeve, cebrina, escarabana, nevarada o la sarabiada. Si la neblina está presente, aparecen la borraxeira, brétema, cegoña, fuscallo y la néboa.
Adaptarse a vivir como si siempre hiciera bueno cuando casi siempre hace malo. Esa es la verdad revelada en el gran slogan del Gadis: ¡vivamos como galegos! Porque vivir como galego es eso, saber vivir y ser feliz bajo la lluvia.
Así que aproveché la tarde lluviosa para desintoxicarme del pastelón de los premios Goya y volver a disfrutar del Blad Runner de Ridley Scoot, elección acertada después de llevar lloviendo cuarenta días y cuarenta noches. La situación empieza a tener connotaciones bíblicas y me vine arriba recreando el monologo de Joe Turkel, el replicante: “Yo he visto cosas que vosotros no creeríais: atacar naves en llamas más allá de Orión y rayos C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser…” Y yo he visto cadenas de Ciclogénesis explosivas, templos fulminados por el oleaje y el fuego en el pais de las nubes perpetuas. He visto romperse el vórtice de los polos y resquebrajarse el Artico. “Todos esos momentos se perderán… en el tiempo… como lágrimas – y paseos marítimos- en la lluvia. Es hora de morir…”
El mejor slogan para vendernos al mundo: Doscientos dias de lluvia asegurados. Aprenda a disfrutar del secreto de la lluvia como los gallegos. “Galicia: aquí llueve”.
Tiene su aquel.