Coge el paño del polvo y limpia esas lágrimas amarillas, que luego se quedan pegadas al mueble y a la mínima corriente de aire no pararás de estornudar. Por lo del teléfono no te preocupes, pásame tu número. Te pego cuatro timbrazos y si contestas te digo: «Hola Ikachu, ¿tan triste estás hoy?
Coge el paño del polvo y limpia esas lágrimas amarillas, que luego se quedan pegadas al mueble y a la mínima corriente de aire no pararás de estornudar. Por lo del teléfono no te preocupes, pásame tu número. Te pego cuatro timbrazos y si contestas te digo: «Hola Ikachu, ¿tan triste estás hoy?