Me pararon por la calle. Un vecino. Yo tenía frío y caminaba rápido. Él me paró. Casi me dio el alto. Quería hablarme de algo. No sabía a qué se refería. Le noté un rostro muy raro. Y me contó, mientras yo intentaba que mis pies dejasen de ser de madera y la gente salía en estampida del metro de Cuatro Caminos.
-Se me murió la niña, mi hija. La mayor. Cumpliría este mes 33 años. Digamos que fue un accidente. Se cayó por la ventana. El día de la madre, con la mesa puesta.
Se me fue el frío, y él estaba congelado. Nos abrazamos.
se me fue el frío y él estaba congelado. joder, césar, eres un puñetero poeta.