Las ojeras ya cuelgan. Pero no sé si habrá séptimo partido. Boston apuñaló a los Lakers en su santuario, con Jack Nicholson en primera fila, y solo tiene que apuntalar el féretro para lucir los anillos de campeones. El héroe se llama Paul Pierce. Ni Garnett ni Allen. Pierce es el golpe bajo de los bostonianos. Los jugadores de Los Ángeles aparecen y desaparecen. Gasol y Bryant han alternado momentos brillantes con apagones increíbles. Momentos de figuras con instantes de espejismo, un poco como la propia ciudad de Los Ángeles, que parece un espejismo junto al mar de Santa Mónica y Long Beach. A Odom (salvo en un partido) todavía le están esperando. Así no se gana una final. Gasol dice que, si vencen esta noche, «los Celtics van a tener una presión enorme». No lo dudo. Pero los partidos se ganan sobre la pista y no hablando. Kobe Bryant es capaz de todo, pero, a medida que pasa la serie de encuentros de la final, parece más villano que héroe. Veremos qué hacen los árbitros que le echaron más de una mano a Boston, con porcentajes escandalosos de tiros libres, en los primeros partidos. Sobre todo si los directivos de la NBA calculan lo que sería en audiencia, popularidad y dinero llegar a un séptimo encuentro a vida o muerte. Pero mucho tienen que cambiar las canastas para que Boston no salga campeón.
la verdad es que la NBA deberia de ser retransmitida en españa, por que es genial!!
A min, o baloncesto, qué queren que lles diga…
(E iso que unha vez metín unha canasta, na escola)
Agora, recoñezo que del nace unha moi boa literatura.
A do autor deste blog é, hoxe, un exemplo inmellorable.