La Voz de Galicia

Martín Garzo: «El buey los ángeles»

Gustavo Martín Garzo publica hoy en El País el artículo «El buey y los ángeles». Entresaco un párrafo:

«El buey de Supervielle asiste asombrado a lo que tiene lugar a su alrededor. Ve al Niño que acaba de nacer y se pone a calentarle con su aliento. Todo se vuelve maravillosamente difícil para él. Los ángeles no paran de ir y venir, y acude gente humilde cargada de regalos. Cuando sale al campo se da cuenta de que hasta las piedras y las flores saben lo que ha pasado, y están nimbadas de luz. Y el pobre se pasa las noches en vela, arrodillado junto al niño, viendo aquel mudo celeste que penetra en el establo sin ensuciarse. Esa dicha le conduce al agotamiento más extremo y cuando por fin María, José y el Niño se alejan con el asno, en busca de un lugar más seguro, no puede seguirles, Seguir leyendo

Feliz Navidad!

KISSING THE FACE OF GOD  (Morgan Weistling)

Actualización:  «Cada niño reclama nuestro amor. Pensemos en esta noche de modo particular en aquellos niños a los que se les niega el amor de los padres; en los niños de la calle que no tienen el don de un hogar doméstico; en los niños que son utilizados brutalmente como soldados y convertidos en instrumentos de violencia, en lugar de poder ser portadores de reconciliación y de paz; en los niños heridos en lo más profundo del alma por medio de la industria de la pornografía y todas las otras formas abominables de abuso» (Benedicto XVI, 25.12.08)
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Tiempo de niños

Hace unos días escuchaba a un conocido nombre de la radio hablar con desgana de la Navidad: «Ya está ahí, ya falta menos para que los niños toquen las bolas, los de San Ildefonso, quiero decir…» Continuó así un rato, pero me quedé atascado en esa frase, que me dolió. Mucho. Porque me parece representativa de algo que percibo con más fuerza cada año: estamos a punto de robarles las navidades a los niños. Es lo que faltaba.
La historia que se celebra en Navidad es muy sencilla y discurre en torno a un niño. Quizá por eso los niños la entienden tan bien y disfrutan tanto construyendo o visitando belenes, con sus pastores y sus ovejas, sus ríos y sus estrellas, con los Reyes Magos y el otro, el malo, Herodes. Todo les hipnotiza, aunque en sus miradas limpias guardan un afecto especial por el Niño, que es el … Seguir leyendo