Se diagnosticó hace ya tiempo cierta incapacidad para esperar como uno de los males de nuestra época: parece ser que cuando queremos algo lo queremos ya y no estamos dispuestos a aguardar ni poco ni mucho. Por lo visto hemos educado así a los niños, pero nosotros ya éramos así: buena parte de la crisis financiera se explica partiendo de esa pulsión inmoderada que nos llevó a comprar a crédito millones de coches y de pisos, segundas casas en el campo y semanas de vacaciones en el Caribe como si fueran antojos, deseos irreprimibles que, si se difieren, pueden producir trastornos patológicos andando el tiempo. Nada de ahorrar durante años para la bici, nada de bracear hasta tener en el banco lo necesario para la entrada del piso. Eso está superado, como diría un buen amigo. Y acabamos en la desesperación de esta crisis sin final de la que solo tienen culpa políticos y banqueros.
Quizá esta incapacidad para la espera tenga que ver con el evidente agotamiento mental que padecemos. Andamos mal de ideas frescas, manoseamos sin parar conceptos revenidos que ya no se aplican a las nuevas realidades, porque para tener ideas hay que pensar. Y para pensar, hace falta tiempo y calma, dar vueltas a las cosas una vez y otra, escapar de los eslóganes, de los simplismos y de lo fácil, mirar de un modo más detenido y profundo. Pero nada de esto encaja con nuestro estilo, ligerito y rápido como un videoclip de titulares periodísticos que, de grito en grito y de escándalo en escándalo, nos lleva a ninguna parte con la vertiginosa velocidad de una bici estática.
Lo has clavado. Ese es el diagnóstico acertado. Muchas veces escucho en tertulias liberales que por ejemplo la dacción en pago encarecería las hipotecas. Y yo digo ¿y qué? Cómo si eso fuese malo. Pero yo a quienes escucho con actitud crítica son grandes defensores de los bancos y del sistema capitalista.
El capitalismo fomenta los caprichos pues vive de ellos. Ser austeros es una actitud completamente antisistema.
Hombre, por una vez estoy de acuerdo con tu comentarios. Ciertamente, la sobriedad es antisistema.
La impaciencia no es una buena compañera de viaje. Pero, saber esperar, saber pensar, observar la realidad y tratar de concluir cómo actuar, además de tiempo, requieren voluntad. Sí, voluntad.
Mientras una franja muy considerable de la sociedad en la que vivimos estñe cómoda con el estado de las cosas presente, nada será posible. Salvo que a la voluntad juntemos la unidad. Dos es más que uno más uno. Ahí, creo, está la clave.
Un fuerte abrazo.
Tes razón pero aínda hai máis canta xente podendo facer un pouco de sacrificio puído pagar o piso en menos tempo pero non quixo e por riba ríanse de un dicindo que pagas a a Facenda porque o pagaba canto antes. Eu decaíalles que prefería pagar os impostos que intereses ao banco. Agora que moita xente está no paro, a miña muller entre eles, o primeiro que lle din que ela ten sorte por ter a casa pagada e non se acordan de cando eles ían de restaurantes e vacacións de rico.
Moitísima persoas non recordan como se criaron e así pasou o que pasou. Tamén é certo que o sistema está feito para que non penses e que nos comportemos como gando.
Aparte do engano e a falta de vergonza dos gobernantes, banca e moitísimos empresarios.