La sentencia del Tribunal Supremo sobre los conciertos económicos con colegios de enseñanza diferenciada (solo para chicos o solo para chicas) ha abierto un nuevo debate ideológico típicamente español: sin datos y acumulando clichés y prejuicios. El Supremo se ha limitado, supongo, a interpretar la ley socialista del 2006. Nada dice contra la enseñanza diferenciada y, por supuesto, no la llama sexista ni franquista, como tampoco lo hacen los americanos, los alemanes o los ingleses, que disponen de oferta solo para chicos o solo para chicas incluso en el sistema público. En el fondo, el verdadero debate es otro, relacionado con la democracia misma.
La idea que subyace a la ley de 2006 responde al criterio, defendido ayer mismo en su columna por Roberto Blanco Valdés, que admite la existencia de la enseñanza diferenciada, la considera necesaria para el pluralismo, pero rechaza que se financie con dinero público. Es decir, si usted puede pagar dos veces la educación, adelante, elija lo que le plazca. Si usted prefiere para sus hijos la diferenciada, pero es pobre y no puede pagarla, aguántese: la ley rechaza su legítima opción plural, no porque resulte más cara (sería falso), sino porque la considera sospechosa o inadecuada. Usted mismo parece sospechoso por planteársela y precisa de tutela, pobre bobo, hasta que tenga dinero para ejercer su libertad.
La supremacía moral típica de los planteamientos ideologizados da lugar a leyes como esta, con una triste anemia democrática en su ADN: esa mentalidad por la que un gobierno le convierte en sospechoso y le obliga a pagar muy alto el precio de pensar diferente.
Publicado en La Voz de Galicia, 25.agosto.2012
Paco estou de acordo contigo pero creo que non polo mesmo, penso que temos dereito a escoller en todos los aspectos da nosa vida sen restrinxir ideolóxica nin relixiosa co único limite de non facerlle mal a ninguén nin intervir en contra dos dereitos de terceiros.
Entonces estamos de acordo polo mesmo, exactamente.
Segregar por razas o lenguas, ¿sería una «legítima opción plural»? Siguiendo su razonamiento, entiendo que sí.
Mi razonamiento no conduce a semejante cosa, porque parto de que, para que haya segregación, tienen que darse condiciones que ni se dan en este caso ni, por ejemplo, en las ikastolas, el colegio alemán, el británico o el francés. Serían segregadores si se obligara a los alumnos de una determinada raza o lengua a acudir a ellos. Lo mismo que no es segregadora La Masía del Barça o las residencias para deportistas de otras instituciones ni las concentraciones de cualquier selección, por muy largas que sean, etc. Que algunas actividades tengan la posibilidad de atender específicamente a personas de uno u otro sexo no es segregador: las peluquerias para afros no me discriminan porque yo no sea afro, ni las de mujeres me discriminan porque yo sea varón, etc. Y sería un atentado contra la libertad y el sentido común que prohibiera las peluquerías afro, las que no sean unisex o las concentraciones de los equipos deportivos. Podría poner ejemplos más extremos, pero me da apuro.
La ideologización de todo quizás sea uno de los problemas de España, uno de los palos en las ruedas para poder avanzar. Una ideologización que pasa por encima de los datos reales, de la experiencia contrastada, de la realidad. Y esa forma de actuar, basada en lo abstracto que es una ideología, es lo que -a mi entender- nos separa de las grandes potencias mundiales en lo que se refiere a desarrollo material, económico y bienestar.
En cuanto al argumento de Blanco Valdés me parece que cojea por varios lados. En primer lugar porque se basa casi todo en su propia experiencia personal algo de difícil medición y fácil de contrarrestar.
Por otro lado, no acabo de entender la contradicción que supone que no se permita que acceda a fondos públicos un colegio que discrimina y al mismo tiempo se permite que exista. Si un colegio discrimina no debería existir, digo yo, ¿no?
Me hace gracia que se continúe con este asunto cuando los colegios de educación diferenciada llevan ya casi 50 años funcionando, han recibido dinero de todos los gobiernos (tanto del PSOE como del PP) y sus resultados son medibles y cuantificables puesto que hay miles de antiguos alumnos a los que se puede preguntar.
Esta claro que es un ataque ideológico y la prueba es que nadie se refiere a datos reales y concretos.
En mi opinión España es un país muy poco avanzado socialmente. Pero no poorque aquí tengamos una legislación conservadora -que dirían algunas- en asuntos como el aborto, los homosexuales o la familia y el matrimonio, sino porque hemos vivido bastante aislados del resto del mundo casi desde Trento.
Salvo en tres o cuatro ciudades de España es prácticamente imposible conocer a alguien de otra raza o de otra tradición cultural y religiosa que no sea la cristiana-católica. Este hecho ha provocado una cerrazón mental, un paletismo intelectual que pesa como una losa y que nos aleja mucho del verdadero concepto de tolerancia.
Una vez vi un documental sobre los portaviones que tienen los yankis que son como pueblos flotantes y pueden llegar a transportar a más de 6.000 personas. Cuentan con capillas interconfesionales (o como se llamen esos espacios pensados para personas de todas las religiones) y capellanes de las religiones mayoritarias. Y a nadie le extraña que sea así y financiado por el Estado.
En España sería impensable hacer una cosa así.