Una noticia de anteayer me produjo el estupor más inquietante: como si llegaran a mi cerebro datos contradictorios imposibles de procesar, como si me contaran algo absurdo. Todos los periódicos la recogieron, menos uno que sabe lo que hace, y nadie que yo conozca la comentó. Unos pocos le dieron ayer seguimiento, La Voz entre ellos. Pero ha sido encofrada con hormigón de silencio, no sé si por la algarabía de la final de Copa, el entuerto financiero, las patrulleras de Gibraltar o porque los comentaristas se han quedado estupefactos como yo, sin nada que decir.
Me refiero al médico condenado en Palma, del que solo se facilitan sexo e iniciales, porque el niño que él y su paciente creían haber abortado terminó naciendo. El juez lo castigó a proveer la crianza del niño hasta los veinticinco años. Si lo escribimos de otra manera, resulta que condenan a un médico porque el niño que debería haber matado vive, y deberá pagar además 150.000 euros a la mujer de 24 años, porque el nacimiento del hijo «altera para siempre» su vida. También se podría decir que condenan al médico por haber salvado sin querer la vida de un niño que su madre quería muerto. Un perfecto mundo al revés.
A quien objete que el feto no era un bebé, sino «un ser vivo» como dijo aquella ministra, le agradeceré que me aclare a qué especie pertenece. La sentencia pone de manifiesto en todo caso el tenebroso mundo inframédico de las clínicas abortistas, donde nunca parece haber médicas. Y que quizá nos estamos volviendo locos de tanto disfrazar de derecho la monstruosa evidencia.
La Voz de Galicia, 26.mayo.2012
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Paco a min paréceme que o do aborto e moi persoal e atinxe a conciencia de cada un individualmente. O medico neste caso non é un salvavidas senón alguén que cobrou por un traballo que non fixo ben.
Pero a min quen me preocupa é a criatura nacida que cando teña coñecemento de que é un fillo non desexado e que seus pais criárono á costa dun terceiro que non fixo ben o seu traballo, que pensará da familia na que naceu.
En casos así deberíase de lle quitar os fillos a quen non os quere e proporcionarlle unha familia que si os queira.
http://www.goear.com/listen/2ba4d47/the-sweetest-gift-sade
No comprendo muy bien qué se pretende decir con lo de que «el aborto es muy personal y atañe a la conciencia de cada uno». Entiendo que es muy personal, por ejemplo, casarse, emprender una carrera política, elegir en qué centro se escolariza a los hijos, usar una marca de ropa o profesar una u otra fe religiosa. Pero advertir lo personalísimo que es abortar, cuando estamos hablando de arrebatarle la vida a un ser humano inocente, me choca sobremanera. No sé, supongo que un individuo que roba o que mata a su mujer también habrá tomado una decisión muy personal —y por eso se le puede juzgar—. Decir entonces que abortar es algo muy personal me parece o una obviedad o un artificio retórico para equiparar la supresión de una vida humana con el hábito de fumar, de acudir a misa los domingos o a un burdel cuando lo pida el cuerpo.
Por lo demás, en este espinoso asunto la prensa española siempre se ha comportado de una forma muy suya. ¿Por qué salió a la luz en nuestro país el caso del Dr. Morin? Primero fue el Sunday Telegraph el que publicó un amplio reportaje dando cuenta de lo fácil que era abortar en España y ofreciendo cifras de la cantidad de jóvenes inglesas que venían aquí a deshacerse de sus hijos. ¿Investigó el asunto la prensa española? Pues no. Al parecer, lo que hiciera el Dr. Morin con sus pacientes y con los restos de las vidas humanas que segaba era una cuestión muy personal que solo concernía a las conciencias de quienes acudieran a su consulta. Solo cuando la TV danesa emitió un reportaje en el que se podía ver y oír de qué forma se dirimían en España determinados y muy personales asuntos de conciencia, la prensa española estimó que sus lectores tendrían que estar un poco al tanto de lo que informaban medios extranjeros sobre lo que aquí sucede cotidianamente para asombro de las audiencias más allá de nuestras fronteras.
Home en España neste momento non é delito abortar, polo que queda á conciencia de cada muller ou parella facelo ou non. Moralmente pódese condenar mais xuridicamente non. É o que quería dicir.
Si, yo también leí la noticia y me quedé un poco perplejo. Luego pensé que lo más lógico hubiese sido enmendar el error médico y matar al niño a posteriori (puestos a ser lógicos, claro).
Y creo que estaría bien quitarle la custodia a la madre. Es decir, podrían nombrar un tutor del niño encargado de cobrar la indemnización y gestionarla y retirarle el niño a su madre.
Bueno, en fin. Es de locos
Yo nunca me planteé si fui o no un hijo deseado. Cuando supe que mi madre viajó dos veces a Londres para abortar me empecé a preguntar no tanto si era un hijo deseado como por qué a mí me tocó vivir y a dos hermanos míos no. Si mis padres me querían ¿fue porque vine al mundo en un momento en el que no alteré demasiado sus vidas? ¿O tal vez mientras estuve en el vientre de mi madre no se pudieron permitir un viaje a Londres? Lo más inquietante para mí es saber por qué me quisieron a mí mis padres y no a esos dos hermanos. Llega un momento en el que no se sabe muy bien qué es querer a un hijo si sus padres se reservan el derecho de impedir que nazca cuando no lo desean, sea cual sea el motivo que tengan para no desearle. Nunca les pregunté nada a mis padres ni a mis hermanos que sí nacieron porque sé que aquellos dos abortos atormentaron mucho a mi madre. Y nunca tuve la esperanza de que me dieran una respuesta que no me hiciera más mal que bien. Por eso siempre me ha sonado horrible eso del ‘hijo deseado’ o ‘no deseado’. Un hijo nunca sabrá si es realmente querido si en la decisión de permitirle vivir intervinieron factores ajenos al hecho de que fue concebido en el seno de su madre.
Lo siento, me han llegado ahora de repente los últimos comentarios. Algo no ha funcionado. Disculpas
Paco, este post tuyo me ronda por la cabeza desde hace días. Primero pensé que, si fuera escritor, me gustaría contar la historia de ese niño, el niño que sobrevivió a un aborto. Luego caí en la cuenta de que me gustaría aún más que ese niño nos la cuente, algún día. Por ejemplo dentro de cuarenta añitos.
http://gentedigital.es/comunidad/elmantenido/2012/06/04/el-superviviente/
He leído tu post en El mantenido hace unos minutos, cuando lo tuiteaste. Está muy bien visto, como siempre. Muchas gracias
La verdad es que es un poco perturbador el comentario de Mo.