La Voz de Galicia

La columna de Toni Piqué en elSingulardigital sobre las últimas extravagancias de Stephen Hawking: No parlis amb extraterrestres.

No hables con extraterrestres
¿Quién se aprovecha de la decadencia de Stephen Hawking?

De vez en cuando el público necesita iconos científicos. Stephen Hawking juega este papel. Su terrible enfermedad –esclerosis lateral amiotrófica– ha contribuido a hacerlo célebre y sus libros son best sellers, aunque pocos puedan llegar a entenderlos.

En «Los Mundos de la Ciencia», José Manuel Sánchez Ron, catedrático de Historia de la Ciencia en la Universidad Autónoma de Madrid, explica la popularidad del físico teórico de Oxford: «No creo que sea irreverente o exagerado decir que la presencia física de Hawking sentado, desgarbado, incapaz de sujetarse sobre la silla de ruedas, cada vez con más dificultades para hacerse entender, ha sido muy importante en la atracción que el público ha sentido y siente por él [y sus libros]. Con justicia, la sociedad, el mundo, aprecia, admira y se conmueve ante el esfuerzo de un científico severamente impedido, que es capaz de hacer complicados cálculos mentales sin poder ayudarse ni de un papel y que, sin embargo, no ha perdido el sentido del humor «.

No pueden arrebatárnoslo. Debemos evitar la pérdida de estos referentes vivos y vitales. Porque tengo la impresión que a Hawking nos la están convirtiendo en un títere.

Este mes, Discovery Channel presenta el programa «Stephen Hawking Universe», donde el físico considera «perfectamente racional» la existencia de vida inteligente fuera de nuestro mundo. También avisa que debemos evitar el contacto con estos seres. «Sólo tenemos que miramos a nosotros mismos para ver como la vida inteligente puede convertirse en algo que no quisiéramos conocer».

Todo esto suena a ironía, ciertamente. Hace años, Perich publicó aquel chiste donde uno decía a otro: «Claro que hay vida inteligente extraterrestre, hombre. Crees que todos los mundos son tan imbéciles como el nuestro? »

Pero Hawking va más allá. El verdadero reto, explica a continuación, «es imaginar cómo serán exactamente [los extraterrestres]». El programa de televisión, efectivamente, imagina numerosas especies alienígenas. Muestra unos herbívoros amarillos con dos patas, semejantes a depredadores con forma de lagarto y unos animales acuáticos fluorescentes que nadan en los océanos ocultos bajo la gruesa capa de hielo de Europa, una de las lunas de Júpiter.

Hawking añade que cree posible que los humanos viajen millones de años hacia el futuro y puedan repoblar el planeta más civilizadamente. Y niega que podamos viajar atrás en el tiempo. «Esto contradeciría una ley básica: que el efecto viene detrás de la causa». Y remacha: «si pudiésemos viajar en el tiempo podríamos dispararnos a nosotros mismos».

Todo esto… Todo esto huele a encerrona. ¿Se aprovecha alguien de Stephen Hawking para comercializar su decadencia como un triste Carl Sagan de la vida?

Es inquietante. No he podido dejar de recordar a un compatriota de Hawking, también muy bien humorado, GK Chesterton: «Cuando dejas de creer en Dios acabas creyendo en cualquier cosa».

(Texto original completo, en catalán)