Cristina Abad resume la situación general de crisis en la industria periodística:
«Los expertos lo llaman innovación disruptiva. Ante los avances tecnológicos, ante el cambio de hábitos del usuario, ante la erosión de un modelo de negocio, la consigna es “reinventarse o morir”. Es lo que hoy afronta la prensa escrita, que ve cómo los lectores emigran a Internet, mientras la publicidad tarda en transferirse a la red. Pero la crisis económica mundial está obligando a precipitar las decisiones».
Un resumen apretado de la crisis:
«Malas noticias sobre la prensa
Las cifras son alarmantes. En palabras de la periodista Ana Carbajosa en su reportaje de El País del 23 de agosto, “leer estos días las noticias sobre la marcha de los periódicos en Estados Unidos se ha convertido en un ejercicio casi morboso; es lo más parecido a hojear las páginas de esquelas: cierres de diarios, despidos en masa de periodistas y desplomes de las acciones de las empresas en la Bolsa”. Mientras la circulación de la ediciones impresas ha caído un 4,6% en el primer semestre, la audiencia online crece.
La del New York Times disminuyó un 3,9% en ese periodo y el precio de sus acciones bajó un 33% en el último año. Los especialistas vaticinan que su actual circulación, de 1.077.000 ejemplares por día, descenderá a menos de un millón en algún momento de 2009.
Por su parte, The Washington Post vio reducirse sus ingresos por publicidad en 2007 un 13% con relación al año anterior, al pasar de 573,2 millones de dólares a 496,2 millones. Y la difusión diaria también ha sufrido una caída progresiva. En los últimos cinco años el personal de redacción ha perdido algo más de doscientos puestos. Las páginas web de los dos medios tienen, por el contrario, ingresos crecientes pero insuficientes para compensar el déficit de los periódicos.
Cabeceras como The New York Times, The Boston Globe, International Herald Tribune y otros dieciséis diarios estadounidenses se han visto igualmente afectados por la crisis y están aplicando recortes de personal y otros gastos. La cadena Gannet, que posee 85 diarios, entre ellos USA Today, acaba de anunciar el despido del 10% de su plantilla, unas tres mil personas.
Pérdidas en Europa
Europa va a la zaga de EE.UU. Para la directora de contenidos digitales de The Guardian, Emily Bell, lo que sucede con la industria periodística en Reino Unido es una “carnicería”. “De mantenerse la actual crisis del sector, un 25% de los periódicos nacionales podrían “desaparecer o fusionarse con otros”.
Según se extrae de los datos de la Audit Bureau of Circulations, la difusión de todos los medios británicos bajó con respecto al año anterior. The Financial Times, con una caída del 2,17%, fue el medio que menos descendió. El que más, The Guardian, con un 6,51%. The Independent tuvo un descenso del 4,09%; The Times, un 4,08% y The Daily Telegraph, un 3,08%.
En Francia las cosas no van mucho mejor. En abril, el diario Le Monde redujo su plantilla un 20% al despedir a 130 trabajadores mediante bajas incentivadas y prejubilaciones forzosas como parte de un plan de saneamiento económico cuya finalidad era eliminar los números rojos en 2009. Todo esto para evitar la ampliación de capital, cuyos grupos candidatos eran Lagardère y Prisa.
En España, según Juan Varela de Soitu.es, las pérdidas afectan más a los grandes medios locales y regionales que a los diarios nacionales, igual que en EE.UU. Los periódicos catalanes son los que más acusan la pérdida de difusión con descensos del 6% en La Vanguardia, y del 12% en El Periódico de Catalunya en lo que va de año. Las caídas en la mayoría de los líderes de prensa local y regional oscilan entre el 2% y el 5% de difusión respecto al año pasado.
En cuanto a los grandes rotativos nacionales, los datos de la OJD pendientes de certificar correspondientes a agosto de este año reflejan una caída generalizada. El País, que durante todo el año registró crecimientos importantes, ha visto reducido su difusión en un 5,2% de agosto de 2007 al mismo mes de 2008. El caso de El Mundo es similar, aunque su bajada –un 2,5%– es menor. La Razón, por su parte, pierde un 8,7%. ABC es el único que se salva: gana un 20,3% en el mismo periodo, pero después de sufrir descensos notables en otros meses.
Los grandes beneficiados, sin duda, son los diarios económicos. El incremento en la demanda de información especializada y análisis ha provocado que todos mejoren sus resultados en papel y especialmente en audiencia».
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Me quedo con este párrafo: «Los grandes beneficiados, sin duda, son los diarios económicos. El incremento en la demanda de información especializada y análisis ha provocado que todos mejoren sus resultados en papel y especialmente en audiencia».
Paco, me gustaría saber tu opinión sobre este asunto.
Me pregunto si no sería preferible reducir el tamaño de los periódicos escritos, tanto en medios materiales y humanos como en contenidos, y ceñirse a información-explicada. Hoy en día, la informació pura y dura se obtiene vía TV, radio o internet. Sin embargo, para las explicaciones, interpretaciones y opiniones sobre las noticias me parece que el papel sigue teniendo fuerza. Quizás un producto más pequeño en el que prime la calidad por encima de todo y que vaya dirigido a determinados nichos de mercado sea una opción que tendría sus posibilidades. Está claro que el periódico generalista, tal y como lo entendemos hoy en día, las va a pasar moradas.
En mi opinión las claves son rentabilidad, posicionamiento y especialización.
Soy lector de prensa vía internet. No compro un periódico nunca. Si me interesa algún tema determinado, lo leo en papel con el café. Busco opiniones y artículos en profundidad. No me interesan las crónicas ni las informaciones porque o ya las he leído por internet o porque, simplemente, no me fío. La información local, tan pregonada como salvación de la prensa, creo que no logra la calidad necesaria para hacerla atractiva (viene marcada por la agenda de los políticos locales que, francamente, es muy aburrida y, me parece, influye mucho menos de lo que parece en la vida real de los ciudadanos de a pie).
Hay que tener en cuenta que el nivel cultural del lector, me parece, ha crecido. Exige más y sabe más por lo que la información debe ser mejor, más elaborada. La selección sigue siendo importantísima. Hay que esforzarse mucho para atinar en los temas que realmente importan a los lectores. No se trata de salir a la calle a buscar informaciones de interés humano así, sin más. Hay que ofrecer claves para la comprensión de la realidad y también opino que hay que mojarse (no sólo ideológicamente, sino que también hay que dejar claro qué causas o asuntos concretos va a hacer suyos el medio en cuestión, los va a seguir hasta el final y sobre ellos se convertirá en una clara referencia. Si quiero saber algo sobre las infraestructuras en Galicia, acudo a La Voz).
Me gustaría saber cuál es el perfil del comprador de periódicos.
Obviamente es un tema muy pero que muy complejo y no creo que nadie esté en posesión de la piedra filosofal (como decía el otro, si supiera la respuesta recibiría en la piscina). Pero bueno, ahí dejo esta reflexión.
Gracias por la referencia al reportaje, Paco. Lo de la innovación disruptiva lo aprendí este mes de julio en un curso del IESE sobre Medios de Comunicación y Entretenimiento, repleto de directivos perplejos ante tanto cambio (sobre todo los del sector musical).
Una de las conclusiones fue esa: por imperfecta que sea inicialmente la técnica siempre tenderá a mejorar. La cuestión es tener el olfato necesario para distinguir que un avance trae consigo un cambio de modelo y la rapidez para adaptar el propio negocio a él e incluso para convertirse en líder.
Verán vostedes: Modestamente, creo que prensa escrita -e impresa periodicamente- recuperará o seu lugar no mercado e na sociedade cando tamén se reconcilie coa súa propia natureza.
E isto, que tamén pode parecer un xogo de palabras, necesariamente malo, é outra cousa. Unha reflexión.
Eu merco moitos periódicos todos os días. A cada un lle pido que me conte algo. E, por suposto, que mo conte ben. Cousa que, xa me dirán vostedes, tampouco é tanto pedir…
En primeiro lugar, e isto si que é unha obviedade, os periódicos non poden pretender cobrarlle un euro e pico ao lector… por papel tintado. Haberá que dar algo a cambio, digo eu.
Nestes tempos de inflación (des)informativa, o periódico -e dígoo como lector, eu non son xornalista nin practicamente nada- ten, en primeiro lugar, que dicir non só que pasa e onde pasa, senón por que pasa e, a ser posible, que é o que pode pasar. Contándoo ademais, a ser posible, cun mínimo de coidado; que a ninguén se lle piden marabillas, home, pero un poico de respecto polo lector case vai ser que si.
Miren, teño a idade suficiente para dicirlles que sempre haberá sitio no mercado para a prensa ben escrita que transmite información de calidade. É máis: a historia da comunicación demostra que en etapas de forte recesión económica esa prensa foi a máis, porque o seu produto se revaloriza.
Non lles hai que ter medo ás etapas como as que vivimos. Só son momentos de cambio, nos que igual hai que axustarse o cinto un pouco, pero nada máis. Os cambios hainos que saber aproveitar para deterse un instante, ver que se está facendo mal, e corrixir o rumbo.
Quizais os que escriben os periódicos nesa cousa tan cara e desde logo tan valiosa que é o papel poderían preguntarse, por un un instante:
-Que pasaría se eu procurase escribir cada día non para que o periódico morra coa marcha do sol, senón para intentar que cada unha das miñas liñas siga viva cando eu xa non estea?
Eu tiven a sorte de coñecer a un dos mellores xornalistas do mundo, pasei con el case unha hora.
Saben que lle escoitei dicir…?
-No importa en qué mierda te hagan andar, no importa que hagán que no te ven (…), no les envidiés lo que ya nació putrefacto. Escribir, da igual en los diarios o en las novelas, tiene que ser una religión. Recordá que si le ponés el alma, aunque vós ya estéis muerto, siempre haberá otro tipo leyéndoos en alguna parte.
Bos días a todos.
Caramba!! Qualquer um que leia isto e trabalhe em um jornal vai-se sentir assustado!! Nom estará você sendo um pouco alarmista?
Bueno, el artículo no es mío. De todos modos, se limita a dar datos. Si quisiera dar miedo, supongo, se referiría a la caída de la publicidad y a los despidos que se están produciendo en los diarios de uno y otro lado del atlántico. Esos números sí que dan miedo.
Almiral: totalmente de acuerdo.
Cristina: me dio apuro copiarlo todo por tratarse de la zona de pago, si no… Gracias a ti.
Mikel: lo de los diarios económicos es matizable, de hecho en España no están yendo especialmente bien. Salvo uno.
Me gustaría saber la opinión de Paco sobre este asunto.
En cuanto a lo de Almiral Mouchez estoy de acuerdo en algunas de sus afirmaciones. Sin embargo no me gusta esta mitificación de la escritura y, además, esa cita me suena un tanto egocéntrica. El periodismo tiene algo de pedagogía, de querer enseñar a los demás. El quid no está en el periodista sino en que el mensaje correcto llegue de forma correcta. El periodista es un medio, un transmisor. Pero la información debe ser la acertada. Si el periodista no acierta en su análisis, si se equivoca, si ofrece una visión sectaria, ya puede escribir como los ángeles que no dejará de ser una estafa (aunque puede ser una estafa deliciosa). ¿Escribir una religión? Me llega con que sea un oficio o, si quieres, una profesión.