La Voz de Galicia
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Con el advenimiento de la era de Internet y la posibilidad de poder acceder a toda la información de forma instantánea y gratuita, hemos llegado a un punto en que el ser humano se sitúa al borde de un abismo desconocido hasta la fecha: tiene todo el saber a su alcance y ahora si no sabe, es porque no quiere.

Un nuevo Génesis en el que no es un mordisco a la manzana, sino todo el árbol de la sabiduría, lo que tenemos a nuestra disposición y parece que tanto saber, en vez de tentar al hombre y la mujer, los asusta. El pecado original en estos tiempos es la renuncia al saber y la elección de la incultura en todos los ámbitos -político incluido-. La mayoría de la gente no está preparada para este desafío del «atrévete a saber» y prefiere pasar del conocimiento y elegir el pasatiempo.

Teimando estaba en estas cosas cuando recibo un YouTube del Loco de la Colina de hace más de veinte años. Me sorprendió la lucidez de Jesús Quintero al plasmar de forma impecable lo que estaba pensando:

«Siempre hubo analfabetos, pero la incultura y la ignorancia se vivían como vergüenza; nunca hasta ahora hubo gente que se jactara de no tener estudios o no haber leído nunca un puto libro. Los analfabetos de hoy son los peores porque en la mayoría de los casos han tenido acceso a la educación, saben leer y escribir, manejan la tecnología pero no ejercen; cada día son más y cada día el mercado los cuida más y piensa más en ellos. La televisión se hace a su medida, las parrillas compiten entre sí para ofrecer programas pensados para gente que no lee, que no entiende un editorial, que pasa de la cultura y solo quiere que la diviertan o que la distraigan, aunque sea con los crímenes más horrendos o con los más sucios trapos de portera.

El mundo entero se está creando a la medida de esta nueva mayoría. Son socialmente la nueva clase dominante, aunque, siempre serán la clase dominada, precisamente por su analfabetismo elegido y su incultura.

Y así nos va a la minoría que no nos conformamos con eso, a los que aspiramos a un poquito más de solidez, de silencio, de pensamiento o de arte».

El Loco acertó de pleno, la prueba es que él está hoy en la indigencia y Jorge Javier vende su casoplón de luxe por más de dos millones de euros.

De momento las cartas vienen así y -como dice Escohotado- vamos a ver si llegará un día en que la gente dejará de preguntarle al móvil lo que ignora para preguntarle lo que sabe.