Esos signos mostraba Fermín Díaz, el concejal de Mont-roig del Camp (Tarragona) ante los agentes de la Policía Local de su municipio después de ser parado por una patrulla cuando conducía su Mercedes la tarde del sábado 8 de marzo. El concejal, que es el superior político de los agentes que lo pararon, fue requerido para hacer la prueba de alcoholemia debido al estado que presentaba. En la primera dio 0,75, y en la segunda, unos minutos más tarde, 0,67, cuando la tasa máxima permitida es 0,25. También superó la tasa penal (0,60), por lo que fue imputado y tuvo que comparecer en un juicio rápido, donde lo condenaron a 8 meses sin carné y a una multa de 720 euros.
«Tuvo que apoyarse en la pared»
El concejal «desprendía un olor claramente detectable a alcohol, los ojos los tenía vidriosos, el habla la tenía pastosa, titubeante, ininteligible e incoherente. Y le costaba mantener la verticalidad, teniendo que apoyarse en algún momento en la pared. Tenía una falsa apreciación de las distancias», según el atestado policial y el escrito de acusación, que recoge el Diari de Tarragona. El concejal permanece en su puesto, al contrario de lo que hicieron los otros dos políticos detectados en los últimos días conduciendo bajo la influencia del alcohol y que ya renunciaron a sus cargos: un concejal del PP de Mugardos y el presidente de las Juventudes Socialistas de Asturias.