El primer aparato para regular el tráfico se instaló en Londres en 1868 y tenía dos brazos articulados que se movían para dar paso
9 de diciembre de 1868. Ese día se instaló el primer semáforo del mundo. Fue en Londres, en Westminster, frente al Parlamento. Lo diseñó un ingeniero ferroviario, John P. Knight, que tomó como referencia las señales para los trenes. La revista de la DGT explica que aquel semáforo tenía dos brazos que se movían para indicar qué vehículos debían parar y cuáles podían continuar la marcha. Cada brazo tenía una lámpara de gas para que las señales se vieran de noche. El ingenio era manual y lo manejaba un policía. Pero al cabo de un mes el semáforo explotó y mató al agente.
Fue muchos años después cuando se decidió usar los colores verde, amarillo y rojo, tal y como los conocemos en la actualidad. Los semáforos son la herramienta más utilizada en las ciudades para regular la circulación y han dado paso a millones de vehículos en todo el mundo.