Pillado en la autovía. ¿Quién va a 110 por autovías y autopistas?, preguntaba yo en un post anterior. Pues va mucha gente, a la vista de las pocas denuncias de radar desde que se redujo el límite. Pero la carretera no deja de sorprendernos y, cuando más se habla de los riesgos de los excesos de velocidad, de que te pueden meter una buena sanción, de que hay que ahorrar…., descubrimos que hay conductores a los que eso les resbala. Como el vecino de Rábade que el domingo por la tarde iba a 216 por hora por la autovía A-6. Un radar de la Guardia Civil de Tráfico lo detectó y otra patrulla lo interceptó. Ahora alguien dirá que los guardias querían cazarlo, que no había peligro, que yo controlo mi coche, que si no aplicaron el margen de error (de 110 a 216 le aplicaron varios), que si era una travesía… Bueno, esas cosas que se dicen cuando te pillan en fuera de juego.
Pero lo único cierto es que del asiento del coche ese conductor pasará al banquillo del juzgado, le quitarán el carné una temporadita y, en el mejor de los casos, le meterán una multa. Pero a partir de ese momento ya tendrá una sentencia encima y antecedentes en su historial. ¿De verdad merece la pena?
Merecer non merece a pena polo castigo pero penso que non é para escandalizarse.Se o estado e as características da vía, as condicións meteorolóxicas,o tipo de coche e a intensidade do tráfico permiten circular a esta velocidade non vexo motivo para escandalizarse, eu personalmente conduzco a velocidades similares cando as condicións o permiten.Non penso que sexa algo propio de publicar nun xornal como se tivese tanta importancia.
Home Xavi, para empezar circular a esa velocidade é un delito recollido no Código Penal, polo que creo que ten relevancia suficiente como para saír como noticia en La Voz. Ademáis, conducir por enrriba dos límites é un xesto insolidario e unha falta de respeto hacia os demáis conductores que si circulan dentro dos límites. Se cada un de nós fai o que quere nas estradas só porque ten un coche potente ou porque lle gusta correr faremos un flaco favor á seguridad viaria. Con esa teoría podemos propoñer saltarnos os semáforos cando creamos que non hai perigo ou ir con copas de maís porque somos quen de ir ao volante porque «controlamos». É como aquel presidente de Goberno que criticaba que a DGT lle dixera canto viño tiña que beber cando iba a conducir. Mal camiño era ese.