La Voz de Galicia
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Lo verdaderamente original es el origen, lo sencillo es el último escalón de lo complejo. Pasa con todo en la vida, cuando uno anda perdido acaba regresando a casa, cuando  experimenta la tortura del sexo en una bañera regresa a la viuda de Tolrá y cuando uno se ha dejado una pasta comiendo por las estrellas platos alucinantes regresa al buen producto cocinado en su receta original eso sí, admitiendo interpretaciones personales que glorifiquen aún más al producto con su alquimia primigenia.

A  un San Martiño a la brasa se le pueden poner pendientes de perlas para realzarlo pero lo importante es el pescado, su frescura y conseguir el punto exacto de cocción (cosa al alcance de pocos artistas y profetas).

Ya les aburrí en otros artículos con algunos descubrimientos gastronómicos en locales sorprendentes de la Galicia oculta poco conocidos salvo por el boca a boca  pero auténticas joyas de la cocina de origen.

Este puente estuve retozando en un restaurante discreto con el sabor y el buen hacer de quien sin ninguna pretensión pero con la seguridad del que conoce la calidad de lo que ofrece y su mejor tratamiento.

Cocina de origen, respetuosa y con acertadas travesuras, ni estrella ni chimichurri  y agradable tanto dentro como en terraza. En apenas siete mesas,  una pareja  de profesionales entretienen un local reciente dónde sirven producto de origen cocinado en su punto con acertados y sabios adornos. Carta corta y de riguroso mercado, precio justo y trato afable sin explicaciones, otra joya situada a pie de puerto en Portosín dónde poder degustar  sabores con carnet de identidad.

No se trata de publicidad sino de invertir en emociones por eso me tomo la licencia de hablarles del Nordestada, por si quieren paladear un momento de sabiduría original y emocionarse.

!Salud!