Llama la atención el éxito que tienen los libros de autoayuda, algunos de ellos están entre los diez más vendidos y los que triunfan tienen varias ediciones y un montón de imitadores que publican sus recetas para ser feliz y quererse a uno mismo esperando subirse al tren del pingüe negocio que eso supone, amén de los bolos mediáticos y conferencias por el mundo adelante que el éxito editorial les procura.
Descubre cómo disfrutar de la vida sin sufrimientos inútiles, cómo hacer que te pasen cosas buenas, descubre tu fortaleza emocional, aprende a tener fe en ti, conoce las claves de la transformación personal, nada es tan terrible, cómo aumentar tu autoestima en un mes o cómo lograr lo que deseas en el mundo… son algunas de las propuestas que anuncian.
El concepto de autoayuda es tan borroso como el de autoestima. ¿Qué es la autoayuda? La definen como «el soporte que una persona se brinda a sí misma, para afrontar una situación difícil o cultivar una sensación de bienestar personal sin necesidad de segundos o terceros». La autoestima se conceptualiza como el aprecio y consideración que uno se tiene a sí mismo.
Todo muy bonito y biensonante, pero se olvida que todo lo que somos lo es en función de un Otro. No existe la autoestima sin que alguien antes nos haya (o no nos haya) estimado.
Con la autoayuda ocurre lo mismo, la «ayuda» consiste en la acción que una persona hace de manera desinteresada por otra para aliviarle de algún malestar. Siempre es otro quien nos ayuda, hay muchos problemas que necesitan otra mirada y otra distancia para resolverse. La hierba siempre se ve más verde desde el otro lado del seto.
Los libros de autoayuda son muy útiles y entretenidos cuando uno no necesita ayuda de verdad.