A partir del 21 del presente mes, Júpiter se alineará en el cielo con Saturno -algo que no ocurre desde 1226- dando lugar a una ilusión óptica consistente en una única estrella extremadamente brillante.
Tal fenómeno explicaría el relato bíblico de la Estrella que siguieron los Reyes Magos.
Hace unos días fueron descubiertos en San Estebo de Rivas de Sil cuatro de los milagrosos nueve anillos episcopales de los que se tenían lejanas referencias y cuya leyenda inspiró la novela «El bosque de los cuatro vientos» de María Oruña.
Cuenta la leyenda que entre los siglos X y XI, nueve obispos se retiraron a San Estebo para morir, sus anillos episcopales se guardaron en una caja de plata que en aquel tiempo cobró gran fama de milagrosa. Estaban guardados en una bolsa de seda con un este escrito: “Estos cuatro anillos son los que quedaron de los nueve Santos Obispos. Son los que han quedado. (sic) Los demás desaparecieron. Por ellos se pasa agua para los enfermos y sanan muchos”.
No deja de ser inquietante que dos noticias de este tipo se produzcan al final de un año distópico que nos ha abrasado a todos. Sea como fuere, lo cierto es que vienen a ser como un bofetón de la historia sagrada a un tiempo descreído de toda espiritualidad.
Para algunos será una casualidad con el único interés de asomarse a la ventana para ver semejante estrellón que sólo hemos visto en la punta del árbol de Navidad desde hace siglos, o una curiosidad histórica y novelesca que dará para un nuevo capítulo de la serie «Los señores de los anillos». Para otros será un augurio divino que viene a señalar la redención de este año oscuro y sin remedio de la historia de la Humanidad.
Ustedes mismos