La Voz de Galicia
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No pude ver la gala de TVE en la que se elegía a nuestro representante para el festival de Eurovisión y me perdí el lamentable episodio en el que uno de los finalistas —un chaval apodado El Cobra— desplegaba toda una exhibición de síntomas conductuales que a todos dejó perplejos por lo grosero, violento y fuera de lugar.
Cuando me lo comentaron, me puse a bucear en YouTube buscando información acerca de la vida y hazañas de tan singular personaje. El resultado fue que no tiene nada de especial sino todo lo contrario, el cobra es el prototipo de toda una caterva de individuos que siempre han habitado en nuestras marginalias urbanas.
Lo único que hace singular al Cobra es que su notoriedad trascendió los barrios bajos gracias internet.
Al Cobra lo conocía mucha gente porque hace tiempo que cuelga sus vídeos caseros —todos de un protagonismo exclusivo— en una web denominada Forocoches, responsable de su fama y de que llegara a tener un montón de jóvenes seguidores que lo llevaron hasta la gala de Eurovisión. Todo un ejemplo de los perniciosos efectos colaterales que puede tener la Red.
Aparte de su faceta como cantante de rap, los contenidos de sus vídeos van desde cómo dar “tortas terapéuticas” a cómo escalar por la terrazas, montar en moto “a toda hostia” por los polígonos, romperse botellas en la cabeza o dar lecciones de una especie de lucha callejera que llama “valecalle”.
Desconozco muchos datos de la biografía de este Mario Vaquerizo autoapodado El Cobra, pero las consecuencias de lo que desconozco son lo suficientemente evidentes como para poder deducir de qué va el personaje.
El Cobra estuvo casi dos años y medio en prisión por robo, teniendo que someterse posteriormente a un abordaje psiquiátrico que no sé si llevaría a cabo.
Según el diario Levante-EMV, El Cobra es muy conocido por sus fechorías en las calles de su pueblo en Valencia, donde la Policía Local y la Guardia Civil están aburridos de intervenir para mediar en sus desaguisados. Una de las últimas fue el pasado 24 de enero cuando, tras una acalorada disputa con su novia Carol —que da titulo a la canción que presentó y quien le acompañaba como gogó en el escenario—  esta le clavó, presuntamente, un cuchillo en la pierna.
Al parecer, todo comenzó cuando El Cobra trató de echar a su novia de casa y comenzó a tirar sus pertenencias por la ventana del domicilio. Carol, que declaró en comisaría que había sido golpeada previamente, cogió un cuchillo de cocina e hirió al rapero.
“No me dejo pisar, por cualquier cosa me siento ofendido y tengo unas paranoias que, aunque me digan algo en broma, le doy vueltas”, con estas palabras explicaba John Cobra, en una entrevista, su polémico comportamiento en la gala eurovisiva. Un sentimiento así, es propio de quienes han aprendido a vivir en un permanente temor y humillación que hace que todo se vuelva una amenaza. Se comprende entonces esa afición por la lucha, la agresividad, la suspicacia y su obsesión por dar miedo —una forma más de intimidar para evitar ser agredido—. Sólo los mas débiles aparentan ser los mas fuertes.
Hace escasamente una década que los psicólogos Jacobson y Gottman describieron dos perfiles básicos de maltratadores: el tipo Pit-Bull y el tipo Cobra.
Los tipo Cobra: son individuos impulsivos y hedonistas. Es frecuente que abusen del alcohol y las drogas. Suelen incurrir en otro tipo de delitos. Pegan a sus mujeres y abusan emocionalmente de ellas para impedir que interfieran con su necesidad de conseguir lo que quieren, cuando quieren. Sienten que tienen derecho a hacer lo que hacen y a obtener lo que desean. Suelen presentar historias familiares caóticas y muchos sufrieron violencia y abusos. Tienen dificultad para reconocer y expresar los propios sentimientos y los de los demás. Creen en la violencia como una forma aceptable de solucionar los conflictos interpersonales. Suelen minimizar o negar las agresiones o tener un recuerdo distorsionado de su conducta. Justifican su violencia en base al comportamiento del otro.
Su agresividad cumple la finalidad de controlar, intimidar y someter a la pareja mediante el uso o la amenaza de la agresión física, que le sirve para obtener el poder sobre el control de la relación.
Desconozco los antecedentes de nuestro Cobra, pero si de mí dependiera le diría dos cosas: que más que a Silvester Stalone se parece al enano de El milagro de P. Tinto y que se aleje de Carol.
Este tipo de cuadro clínico tiene muy mal pronóstico y escasas probabilidades de recuperación.
Luis Ferrer es jefe del Servicio de Psiquiatría del Complexo Hospitalario Universitario de Santiago (CHUS)