La Voz de Galicia
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Por Luis Ferrer i Balsebre
Este año debe de ser Acuario, porque últimamente parecemos un parque temático dedicado al remojo. Aparte los fastos de la muestra universal de Zaragoza —que va del agua—, no paran de venírsenos encima andanadas acuáticas. Una detrás de otra, la metáfora marítima nos salpica; cuando no es la ola fisgona que se lleva puesto el paseo marítimo (una de las imágenes más vistas en YouTube), es un tsunami bipartidista que arrasa con Izquierda Unida. Los embates han producido pocas bajas, pero las víctimas son tan históricas como claves para el éxito de Zapatero. La ola nacionalista que amenazaba desde el horizonte con destrozar la casa, se ha vaciado poco a poco hasta llegar mansamente a las urnas. Se ve que la política logorreica vestida de Armand Bassi  de Esquerra Republicana, no ha gustado a su electorado que —siendo radical— no tiene un pelo de tonto ni de histrión. Y la idea —tan moderna como los tebeos— de colgar a Gaspi por la red como si fuera el Reporter Tribulete “que en todos sitios se mete”, no presagiaba nada bueno. La gente seria de Izquierda Unida hace tiempo que no lee tebeos y ha preferido seguir leyendo realismo sucio y viendo el cine español que tanto le gusta al partido socialista.La ola de votos vengadores de la política terrorista de esta legislatura se ha desinflado ante la cruel evidencia de que ETA no quedó satisfecha con los contactos de la discordia, y que la mayoría del pueblo vasco tiene otros intereses más prioritarios que responder a un plebiscito que pone en riesgo su prosperidad. A nada que el Partido Popular suavice su actitud frente al referéndum, éste se hace del todo inviable para sus convocantes. La ola de la política exterior en la que Estados Unidos surfeaba como Estela Plateada a punto de soltarle un guantazo a Spiderman se ha derrumbado al hundirse el surfero y quedar como un patán arrogante ante el público. Los que denostaban al yanqui ya eran simpatizantes de Zapatero, y los que reprochaban su enemistad con Bush, se han quedado mudos al verlo desaparecer y vislumbrar en el horizonte a otro surfero morenito que simpatiza con Zapatero. En este asunto el de León —como Spiderman— ha tenido mucha suerte.El tsunami bipartidista que tanto repitió el agonizante Gaspi resultó no ser “un avatar”, y probablemente ha sido lo más interesante del resultado de estas elecciones. Cuando cambia la estructura de la relación parlamentaria, sus elementos se ven obligados a cambiar para conseguir un nuevo equilibrio. La cuestión es saber qué cambios son los apropiados para conseguir la mejor y más rápida estabilidad. Sea como fuere, la Teoría de la Comunicación y la cibernética aplicada a los sistemas humanos, demuestran que  Zapatero y Rajoy van a tener que cambiar tanto en sus contenidos como en su relación. Ya en tierra firme, lo que destaca en el patio de vecindad es la elección de Chiquilicuatre para representarnos en el festival Eurovisión y las tetas de la concubina del fiscal americano (lo segundo más visto en YouTube después de la ola).El Chiqui Chiqui es la demostración más palpable de la sociedad de individuos que se nos viene encima. Cuando a la gente se le abre la posibilidad de elegir, siempre se sale de las normas de la manada exhibiendo una actitud provocadora: es el instinto de muerte.En cuanto a las tetas de la concubina, son la demostración palmaria de que hay apetitos indomables que no se sacian jamás: son el instinto de vida.En definitiva, que hay que aprender a nadar y aprovisionarse de un buen equipo de buceo.Los tsunamis, como todos los terremotos, siempre tienen réplicas.

Luis Ferrer es jefe del Servicio de Psiquiatría del Complexo Hospitalario Juan Canalejo