La Voz de Galicia
Curiosidades y anécdotas de viajes.
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Una noche en el desierto. Erg Chegaga, Marruecos.
Por Fran Raposo
Delegado comercial de
Europamundo Vacaciones

Si en tu viaje a Marruecos, visitas Marrakech, lo más habitual es que hagas una excursión para dormir una noche en el desierto.
Nosotros hicimos una ruta por el Atlas hacia Zagora, la puerta del Sahara. Para que os hagáis una idea, este desierto es mayor que el tamaño de Europa.

Desde este lugar, según indica el cuadro, en el breve espacio de 52 días se llega a Tombuctú, en dromedario.

Antes de entrar paramos en una tienda a aprovisionarnos de agua y una tarjeta de esas para tener internet.
Nuestro chofer guía es un experto conductor y está muy habituado a circular por el desierto. Hacemos más de sesenta kilómetros por rutas de piedra y arena. He de confesar que, me da mucha envidia, me gustaría conducir por este terreno que nunca he probado, parece súper divertido. La próxima vez que vaya al desierto contrataré una excursión en buggy, pero esta vez solo tenemos una noche y al día siguiente continuaremos hacia Tarudant y posteriormente a la costa de Agadir.Parada para el almuerzo y darse un baño.

Hemos hecho tiempo en el restaurante del mediodía para no hacer la travesía del desierto cuando el sol más aprieta. Además este restaurante es un hotel y hemos aprovechado para darnos un baño en su piscina.

Erg Chigaga Luxuri Desert Camp

Después de casi dos horas de travesía por el desierto, como salido de la nada, llegamos a nuestro campamento. Se llama “Erg Chigaga Luxuri Desert Camp”. Es un campamento de lujo con doce grandes tiendas perfectamente acondicionadas.

Aunque parezca mentira disponemos de todas las comodidades. Tenemos una gran cama y nuestro cuarto de baño cuenta incluso con lavabo y ducha.

Ducha y lavabo en pleno desierto

Somos los únicos clientes, han abierto este campamento solo para nosotros, ¡qué lujo!

Nada más llegar al camp nos instalamos y a continuación nos ofrecen el típico paseo en dromedario. A pesar de que, se por experiencias anteriores que es muy incómodo, hago el paseo. Salgo con uno de los chicos del camp para hacer un recorrido por las dunas que dura aproximadamente una media hora. En el punto más lejano del recorrido el camellero me dice que si quiero subir a una gran duna que tenemos delante. Me lo pienso y subimos. Al principio todo va bien, la pendiente es moderada y la arena está dura y se anda bien. Según vas subiendo, la pendiente es más pronunciada y la arena es mucho más blanda y se escurre. Si no es por la ayuda del camellero, no llegaría nunca a la cima. Caminas y caminas y no avanzas nada.
La vista desde arriba es impresionante, dunas y dunas y arena por todos lados. Interesante paseo. Lo peor es la bajada del dromedario. El Animal dobla las patas delanteras y te pone casi en vertical. Has de mantener muy bien el equilibrio si no quieres terminar en el suelo.

Viendo el España – Portugal

Nos ofrecen un té. En este momento me acuerdo que España está jugando el europeo contra Portugal. La tarjeta que he comprado no sirve para mi teléfono y no tengo conexión. Es entonces cuando veo, en la parte alta de una de las dunas a dos de los bereberes con un teléfono. Subo y vemos los últimos veinte minutos del partido. España iba 3 a 2 y de repente pitan una falta inexistente y Cristiano hace el empate. Los tres estamos de acuerdo que no era falta, los locales van con España. Increíble que en pleno desierto en lo alto de una duna estemos viendo un partido de la Eurocopa.

Cena

Ya está anocheciendo y nos dan la cena. Somos dos y creo que con lo que nos ponen comerían cuatro. Es un menú a base de ensalada, tajine de cordero y verduras, patatas fritas y de postre una especie de fideos dulces. Todo muy rico.


Tras la cena y ante un gran fuego de campaña, los cuatro asistentes bereberes que tenemos nos cantan una serie de canciones típicas. Ya casi al final me dicen que les cante algo de nuestro país, no es mi fuerte y no se me ocurre otra cosa que, cantarles “a saia da Carolina”. Enseguida me acompañan con sus instrumentos y cantamos todos. Flipante. El cielo está increíble con cantidad de estrellas.


Nos vamos a dormir y ponemos el despertador a las cinco de la mañana. Nos han dicho que, es muy bonito ver el amanecer en el desierto. Realmente es espectacular, además se aprecian en la arena huellas de animales, varias de pájaros y hasta una de un zorro, mi primo.

Durmiendo al raso

En ese momento me doy cuenta de que los chicos que nos atienden en el campamento, a pesar de tener una instalación cubierta para ellos, duermen al raso, encima de una especie de colchoneta, curioso.


Volvemos a la tienda para otra cabezadita antes del desayuno que, como la cena, es muy abundante.
Tenemos, además del café o té y el zumo, cuatro mermeladas, madalenas, yogurt, una especie de filloas y pan.
Ya a las ocho de la mañana abandonamos el campamento y seguimos por el desierto otros ochenta y cinco kilómetros por pistas de piedras y arena hacia la salida del oeste para continuar hasta Tarudant.
Fantástica experiencia, muy recomendable.

Por Fran Raposo
Delegado comercial de Europamundo Vacaciones.

© Fotografías propiedad de Fran Raposo. Prohibida su reproducción.