La Voz de Galicia
Curiosidades y anécdotas de viajes.
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La seguridad en los aeropuertos. “El timo de la estampita”

La mayoría de nosotros hemos tenido que sufrir los controles de seguridad de los aeropuertos. Que si: ¡Quítese el cinturón! ¡El reloj! ¡Las llaves! ¡Las monedas! ¡La cartera! ¡El portátil fuera de la funda y en una bandeja solo! ¡Las botas, por favor, en una bandeja y, póngase estas fundas para los pies! ¡La botella de agua no la puede pasar! ¡Todos los frascos que lleve en el neceser de su equipaje  de mano, me los pone en una bolsa de plástico transparente! ¡Ese aerosol de laca que lleva se lo requiso! ¡Esas tijeritas corta cutículas que lleva se las confisco! ¡La botella esa de licor que lleva, también se la requiso!

Si aún así, pitas al pasar por el arco de seguridad, cacheo al canto. Se puede apreciar a simple vista el material requisado en estos puestos de control: algún mechero, unas tijeritas, una navajita, cuatro refrescos, alguna botella de licor, etc. Cosas con las que nadie haría nada dentro de un avión.

Falta la primera vez, que descubran, una pistola, una metralleta, un poco de goma 2, una navaja de las de Curro Jiménez, una catana.

Lo que me dice lo que en estos puestos de seguridad veo es que, están hechos para retirar al viajero, todas aquellas pequeñas cosas susceptibles de poder secuestrar un avión. Una pequeña navaja, tijera o lo que sea, en el cuello de una azafata, cerca de la yugular, te puede dar una situación de dominio. Lo mismo un espray y un mechero, puedes hacer un pequeño soplete y lo mismo, pobre azafata/o.

Lo curioso es que estos líquidos y demás solo son una amenaza, si te los traes de casa, si los compras una vez pasado el control, no pasa nada, ya no son peligrosos. Además, sabéis que los líquidos del neceser de menos de 100 cl. ¿Saben estos señores lo que se puede hacer con una botellita de estas de muestra de colonia, pero llena de nitroglicerina?

Una vez sentado en el avión, la cara de gilipoyas que se te queda a la hora de comer es para nota. El/la azafato/a ha repartido unos doscientos cuchillos bastante más grandes que las navajitas y tijeras requisadas, otros doscientos tenedores que, en manos de alguien que quiere hacer daño es un peligro, y todo de metal. Por si fuera poco, pides una botella de vino y, ¡Qué casualidad! Es de cristal. Cualquier camorrista que se precie sabe qué se puede hacer con una botella de cristal.

Entonces, ¿A qué viene tanto paripé con la seguridad? Si los aviones del 11 S se secuestraron, dicen, con cuchillos de porcelana. ¿Para qué te vas a volver loco e intentar pasar nada por un control? Si quieres hacer daño, espera un poco, no seas impaciente, el propio personal de cabina te traerá las armas que necesites. Si no, aún te queda un recurso, te sientas en una puerta de emergencia y, eso sí, después de comer, la abres y despresurizas el avión.

¿A quién quieren engañar? ¿Con quién se quieren justificar?

Otra cosa es que, la Guardia Civil, no tenga algo mejor que hacer que requisar tijeritas, los atracos van por libre, tienen que atender los aeropuertos. Quizás sea también para generar puestos de trabajo, tanto segurata, ¿Qué iba a hacer sin estos controles?

Ya hace tiempo, los yanquis, que están histéricos con la seguridad, han dicho que no descartemos el pasar por rayos “X” para entrar en un avión, pues si alguien puede pasar un par de kilos de hachís en el estómago, ¿Por qué no lo va a pasar de, por ejemplo, goma 2 y activarlo con el móvil?

Lo dicho, puro teatro. Si de verdad quieres pasar algo, estoy seguro que, se puede hacer.