La Voz de Galicia
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El que abdica es un…

Andan —andamos— los periodistas un tanto perdidos en busca de un adjetivo que pueda aplicarse al rey de España por su nueva condición tras haber puesto fin a su reinado y abdicado la Corona. En esa situación, la solución provisional es la perífrasis: el rey que ha abdicado. En este asunto tenemos, entre los idiomas de nuestro entorno, el de menos recursos,  junto con el francés (celui qui abdique). Los romanos hasta disponían de un sustantivo femenino, abdicatrix (la que abdica o renuncia).
En efecto, otras lenguas europeas poseen voces específicas para usar en estos casos. Si los portugueses tuviesen monarca y este optase por la jubilación, hablarían del rei abdicador o simplemente del abdicador, e incluso emplearían abdicante. Los ingleses tienen a su disposición abdicator (a person who abdicates a throne), aunque, para desesperación del príncipe Carlos, la reina no les da oportunidad de usarlo. Los italianos, pese a … Seguir leyendo

El rey ha abdicado, ¡viva el rey!

Para las ocasiones en que la Corona pasa de unas manos a otras, hay una vieja frase que anuncia el evento cuando el relevo está causado por el óbito del monarca. Es proclama tradicional en algunos países y muy peliculera: «El rey ha muerto, ¡viva el rey!».
Juan Carlos I fue recibido con algo así, aunque con una pausa de un par de días en medio del texto. En efecto, el 20 de noviembre de 1975, el entonces presidente del Gobierno, un compungido Carlos Arias Navarro, anunció por televisión aquel histórico «Españoles, Franco ha muerto». Dos días después recogía la misma televisión el ¡Viva el rey! de las Cortes. Era el acto en el que Juan Carlos de Borbón prestaba juramento como rey. Se cuenta que Alejandro Rodríguez de Valcárcel, presidente de las Cortes y del Consejo de Regencia, se había comprometido a decir: «Señores procuradores, señores consejeros, desde la … Seguir leyendo

Concertinas

Cada dos por tres, un coro de ayes lastimeros llega a los oídos de los españoles desde Ceuta y Melilla. Es un concierto sin concertinos, pero con concertinas. Esta no es el femenino de concertino, el primer violín de la orquesta, el que ejecuta los solos. Las concertinas del espectáculo melillense o ceutí son un tipo de alambre dentado, de acero galvanizado o inoxidable. Deben su nombre a que se fabrican en rollos que se pueden expandir como una concertina, un instrumento musical.
En el origen de concertina y de sus parientes concierto, concertador, concertación, concertante, concertista… está el latín concertare, derivado de certare, ‘luchar’. Ini­cial­mente, concertare significó ‘combatir, contender’, pero después se empleó con el sentido de ‘discutir’. Del debate hubo una lógica transición al acuerdo. Y cuando varios músicos tocaban acordadamente para que sus instrumentos no chocasen entre sí, daban un concierto. En italiano, de concerto surgió el … Seguir leyendo

Rufianes

Se ha observado en algunas personas extrañeza, casi perplejidad, al ver mencionado como rufián a un personaje que se ha hecho tristemente famoso por los pingües beneficios que obtenía de la explotación de mujeres y por la mala vida que les daba. Es, quizá, la consecuencia de una tendencia a usar solo uno de los varios nombres aplicables a una misma cosa.
En la materia apuntada al principio, muchos utilizan únicamente el sustantivo proxeneta para designar a quien obtiene beneficios de la prostitución de otra persona. Pero hay más, como el mencionado rufián. Es esta voz de origen incierto, aunque podría proceder del italiano ruffiano, evolución a su vez del latín ruffus, ‘pelirrojo, rubio’. Su adopción se explicaría por la prevención de algunos contra los pelirrojos o como alusión a la costumbre de las rameras romanas de adornarse con pelucas rubias. La Academia lo define con toda una sentencia moral: … Seguir leyendo

Gentilicios mexicanos

De la existencia en México de tres realidades que comparten ese topónimo —el país, uno de sus estados federados y la ciudad— se deriva un problema, el de los adjetivos aplicables en cada caso. Los habitantes de la ciudad de México y del estado homónimo son mexicanos, pero lo son ya como nacionales de los Estados Unidos Mexicanos, al igual que, por ejemplo, los guerrerenses y los tabasqueños, que tienen además estos gentilicios propios, que los distinguen del resto de los mexicanos.
Los propios hablantes han percibido esa necesidad, y han surgido, con mayor o menor fortuna, varios adjetivos, algunos de los cuales van adquiriendo arraigo, mientras otros son rechazados. En el caso del aplicable a lo perteneciente o relativo al estado de México, el único de los 31 que hasta entonces no tenía gentilicio, va cuajando la voz mexiquense, implantada en el diccionario de la Academia Española desde la … Seguir leyendo