La Voz de Galicia
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Son tantos y tan variados los episodios de corrupción en la vida pública, que muchos días la información que generan excede el espacio de una página del periódico. Para señalar que se trata de textos sobre la misma materia, se agrupan mediante un rótulo. En La Voz se viene empleando últimamente «Políticos en tela de juicio».  Hace referencia a los hombres públicos sujetos a examen. También se dice que algo está en tela de juicio cuando se duda de ello o de su evolución.
A primera vista, la frase en tela de juicio puede parecer absurda. Tela, con el significado de ‘tejido’, procede del latín tela, ‘paño’. La tela de en tela de juicio tiene su origen en tela, plural del latín telum, ‘arma arrojadiza, venablo, flecha, dardo, lanza’. Escribe Cicerón: «Tela conjicere in aliquem» (disparar dardos contra uno). Un conjunto de pies derechos, como dardos, es una tela, que aquí ya no es un tejido, sino una empalizada. Era la valla que se solía construir para evitar que los dos caballos chocasen en la liza, el campo donde combatían dos caballeros, así como el sitio cerrado dispuesto para lides públicas y otros espectáculos y fiestas. Tela era asimismo el examen, disputa o controversia para dilucidar algo. Se llevaba una cosa a tela de averiguación o se ponía en tela de justicia: «Se pide á España en primer lugar ponga en tela de justicia el derecho que tiene contra Portugal ante jueces desapasionados é independientes» (Jerónimo de Barrionuevo, Avisos, 1654–1658). De ahí procede la actual locución en tela de juicio, que ya empleaba fray Luis de León: «Verdaderamente, dice Job, no podrá ser el hombre justificado si se compara con Dios. Y si se quiere poner con él en tela de juicio, de mil cargos que le haga, no le podrá responder a solo uno» (Libro de la oración y meditación, 1554). Mateo Alemán la utilizó medio siglo después, en la Segunda parte de la vida de Guzmán de Alfarache, con un verbo distinto del habitual poner: «Desde allí propuse para siempre dejarme antes vencer que comparecer en tela de juicio».
De tela ‘empalizada’ surgió telera, que designa varios objetos con forma de palo o travesaño como los que formaban la tela, así como un cercado formado por palos y estacas. Telera tiene su equivalente gallego en tieira, aunque el diccionario de la Academia Galega solo registra teiroa, con una de las acepciones que telera tiene en castellano: «Travesa vertical do arado de pau, que reforza a unión do rostro e o temón». Es la vergueira con la que un indignado fuera de control podría darle un palo a alguno de aquellos políticos en tela de juicio.
Con esto de la corrupción todavía hay mucha tela que cortar.