La Voz de Galicia
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Llamamos topónimos imaginarios a los nombres de lugar que no corresponden a una realidad física, pero que tienen existencia en las religiones y las mitologías. Plantean un problema ortográfico de difícil solución: ¿se escriben con mayúscula o con minúscula?
Hay que adelantar que se trata de abordar el asunto con criterios ortográficos, que quedan a un lado cuando quien escribe antepone otros, como los religiosos. Estos usuarios emplean la mayúscula de relevancia, cuyo objetivo es destacar la importancia de los referentes que designa.
Tradicionalmente se han escrito con mayúscula Cielo, Infierno, Purgatorio, Paraíso, Edén y algún otro usados con su sentido primigenio. Lo prescribía la Ortografía de 1999: «[Se escriben con mayúscula] conceptos religiosos como el Paraíso, el Infierno, etc., siempre que se designen directamente tales conceptos».  En el 2005 lo reiteró el Diccionario panhispánico de dudas: «Se escriben con inicial mayúscula […] los nombres de conceptos religiosos como el Paraíso, el Infierno, el Purgatorio, etc.».
La Ortografía en vigor, del 2010, es, a nuestro modo de ver, un tanto contradictoria. Sobre los topónimos imaginarios en general dice: «Los nombres de aquellos continentes, países, regiones o paraísos imaginarios creados por la fabulación del hombre se escriben asimismo con mayúscula inicial: la Arcadia, la Atlántida, los Campos Elíseos, el Valhala, Macondo, el País de Nunca Jamás». Poco más adelante afirma: «Desde un punto de vista estrictamente lingüístico, no hay razón para escribir con mayúscula los nombres que designan conceptos y entes del ámbito religioso (sacramentos, ritos, pecados, virtudes, etc.), por lo que se recomienda su escritura con minúscula inicial». Y pone entre los ejemplos cielo y purgatorio. Dice a continuación: «Solo resulta justificable la mayúscula desde un punto de vista lingüístico en sustantivos como cielo, paraíso, infierno, etc., cuando designan específicamente los lugares establecidos por las distintas religiones como destino de las almas tras la muerte, por su condición de topónimos, si bien de carácter mítico o imaginario».
Otros ortógrafos escriben con minúscula estas palabras, aunque unas veces sin más argumento que la mayúscula «no es necesaria» y otras con el de que son lugares inexistentes. Tampoco tienen existencia material los Campos Elíseos y, sin embargo, los escriben con mayúscula.
Tanto cuando cielo se usa como nombre  de la morada de Dios, y por tanto es un topónimo, como cuando designa a Dios mismo parece que le corresponde la mayúscula. Sin embargo, los diccionarios tienden hoy a escribirlo con minúscula. También infierno. En los casos de edén y paraíso muestran más inclinación a la mayúscula.
Esto es un infierno (con minúscula).