La Voz de Galicia
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29 de octubre de 2019. Machu Picchu, Perú.

Por Fran Raposo

Tal día como hoy hace un año…

Salimos a primera hora de la mañana en tren hacia Machu Picchu, no hay otra manera de llegar, no hay carretera. Es la etapa cumbre de nuestro viaje. Todos estamos emocionados con este día, por fin vamos a poder disfrutar de una de las siete maravillas del mundo moderno.

Según llegamos, Luxotour nos lleva los equipajes al hotel para no perder tiempo y nos ponemos a la cola para abordar uno de los autobuses para subir. Son veinticinco minutos por una pista serpenteante con continua subida.

Llegamos a Machu Picchu, la ‘Ciudad Perdida de los Incas’. Se cree que el sitio arqueológico fue construido hacia 1450 por el inca Pachacútec como su residencia vacacional. Sin embargo, un siglo después, la ciudad fue abandonada tras la conquista española, salvándose de la destrucción que llegó a otros asentamientos incas. En vez de eso, la selva se tragó lentamente sus construcciones de piedra y la escondió, protegiéndola.

Menos mal, de esta manera se ha conservado esta espectacular ciudadela que, quieras o no te impresiona. A pesar de haberla visto infinidad de veces en muchos documentales y fotografías a mí por lo menos me dejó con la boca abierta. Parece increíble que hace casi seiscientos años se pudiese construir una ciudad en la localización en la que se encuentra. Entre montañas, a una altura de 2.430 msnm y con unas dimensiones mucho más grandes de lo que me esperaba.

Según nos comenta nuestro guía las piedras para construirla ya estaban en esta zona, no como en Ollantaytambo que como os he comentado había que traerlas de otra montaña cruzando incluso el cauce de un rio.

Durante la visita guiada, vimos los monumentos más destacados como la plaza mayor, los cuartos reales, el templo de las tres ventanas, las torres circulares, el reloj sagrado y los cementerios. Aproximadamente tres horas de visita.

No os puedo negar que, la subida del día anterior al sitio arqueológico de Ollantaytambo nos sirvió de entrenamiento, como nos había contado nuestro guía. A pesar de que el bus te deja en la entrada, estas muy alto y las escaleras son de peldaños muy altos e irregulares. Ya lo tienen todo previsto, vas subiendo poco a poco y en cada “paradiña” aprovechas para hacer algunas fotos y descansar un poco.

En la parte más alta vemos el comienzo del camino de subida al Intipunku, la puerta del sol, en su día el lugar de llegada a pie a Machu Picchu. Este camino lo haremos al día siguiente.

La tarde, después de un un buen almuerzo, la dedicamos a relajarnos paseando por Machu Picchu pueblo.

¡Qué tiempos aquellos en los que se podía viajar!

¡¡Continuará!!

Más adelante haré una entrada más completa del Machu Picchu. En esta serie estoy haciendo un «día a día de nuestro viaje».

Por Fran Atoq

© Fotografías propiedad de Fran Raposo. Prohibida su reproducción.