Han saltado las alarmas de incendio. Arde el PP por los cuatro costados. Y el fuego, aunque tiene múltiples focos, se mueve en una sola dirección: hacia Mariano Rajoy.
¿Aguantará el pontevedrés la presión de aquí al congreso de junio, aunque llegue algo chamuscado por las defecciones, los abandonos y las declaraciones de crítica? ¿O se consumirá por el camino, víctima de las brasas lanzadas desde el País Vasco y Madrid?
Su labor renovadora está levantando muchas ampollas y todos los palos se los dan a él. Es lógico. No tiene rival. Y salvo sorpresa mayúscula no lo tendrá, aunque intenten animar a Juan Costa (el fiel escudero de Rato) a presentarse.
Como no hay guerra entre dos bandos, hay guerrilla. Y las leyes elementales de este tipo de combate dicen que cada escaramuza, algarada y encontronazo favorece a los guerrilleros, que ganan siempre que no presenten batalla formal y sufran una derrota contundente ante el ejército regular, sometido a un profundo desgaste.
Aunque Rajoy venza (y no convenza) en junio, su futuro ahora mismo no parece muy tranquilo. Uno de sus principales apoyos, Alberto Núñez Feijoo, que ha intentado extinguir varios incendios en el partido, tiene un reto mayúsculo el próximo año: desbancar a Emilio Pérez Touriño de la presidencia de la Xunta de Galicia. Y el terreno no parece el más favorable.
El problema de Rajoy, según lo veo yo, es que su iniciativa de renovar al PP tiene un punto débil: el propio Rajoy. El PP puede renovarse y, de hecho, se tendrá que renovar pero no con Rajoy a la cabeza. Y el momento actual tiene una gran tensión porque Rajoy pertenece a los que llama duros, a los que él mismo quiere renovar. Rajoy es del mismo PP que Rato, Aznar, Mayor Oreja, etc. y parece que quiere salvar su persona inmolando a todos esos personajes. Rajoy fue designado por Aznar y dirigió la política del PP durante los últimos cuatro años. Él no puede ser su propio sucesor y eso es lo que enerva a la mayoría del partido.
Por fin Rajoy se ha atrevido a renovar el partido. Quizás ha llegado tarde pero como dice mi abuelo, «nunca es tarde si la dicha es buena».Soy conservador de centro y nunca me gustaron los extremismos del PP. Creo que no suponen una visión objetiva de nuestra realidad. Estoy cansado de la manipulación de datos y de la lucha ejercida por el PP hasta ahora. Creo que si quieren volver a ganar las elecciones hace falta una renovación de la vieja escuela, y no me refiero a Fraga(que ese tiene para Rato). Gallardón, Saez de Santamaría y muchos otros representan la derecha moderada que España necesita. Ánimo Rajoy creo que vais por el buen camino. Por favor, pido a Ana Botella y a «Espe» que dejen de imitar a Hillary y, espero que no lleguen a ser candidatas al gobierno, por la cuenta que nos trae. Se lo dice un demócrata reprimido
Supongo que recuerdas los maravillosos NÁUTICOS con los que Feijoo se plantó ante la manguera para apagar la crisis de aquel verano… ¡Inolvidable!
Por supuesto. Y los de Rajoy. Parecían dos veraneantes despistados que se habían extravíado de camino a Sanxenxo (la Marbella galega) y al yate. No fue una foto afortunada. Para ellos, claro.