La Voz de Galicia
Políticamente, solo se puede ganar o morir
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La han visto fajándose en las tertulias con Inda, Marhuenda y otros feroces polemistas de la banda derecha del circo de la telepolítica en España. Fue presentada ante el gran público como la novia de Pablo Iglesias. Y es la gran protagonista de la actualidad por su mediática marcha de IU.

Por supuesto, escribo sobre Tania Sánchez, anteayer candidata en Madrid; hoy barco emergente e independiente zarandeado por la tormenta desatada por decirle adiós a su casa política de toda la vida. Busca puerto en otras siglas, y un refugio temporal ante su posible imputación por unos enredos municipales, pero su rumbo está trazado. El destino final, la convergencia electoral con Podemos y/o afines.

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El #taniagate provocó una algarada en Twitter. Ganó las primarias hace unos meses. Y solo suelen irse los que pierden. Pero este no es un caso convencional. Se va de forma «meditada», por razones «políticas» y por miedo a que la vieja guardia le hiciera lo que el felipismo a Pepe Borrell en el PSOE de los 90: la vida imposible.

Sueñan la princesa roja y la izquierda no socialdemócrata con llegar al poder. Y crujen las costuras de la vieja IU, siempre castigada por el sistema electoral, ese sheriff de Nottingham (Tomo prestado el símil de un estupendo artículo de los prestigiosos politólogos Lago y Montero) que roba votos a los partidos pobres para darle poder a los ricos. Prepárate, Podemos, los sesgos serán implacables. Y para asaltar los cielos del poder, hay que rascar escaños en Soria y otras muchas circunscripciones pequeñas.