La Voz de Galicia
Políticamente, solo se puede ganar o morir
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Han saltado las alarmas de incendio. Arde el PP por los cuatro costados. Y el fuego, aunque tiene múltiples focos, se mueve en una sola dirección: hacia Mariano Rajoy.

¿Aguantará el pontevedrés la presión de aquí al congreso de junio, aunque llegue algo chamuscado por las defecciones, los abandonos y las declaraciones de crítica? ¿O se consumirá por el camino, víctima de las brasas lanzadas desde el País Vasco y Madrid?

Su labor renovadora está levantando muchas ampollas y todos los palos se los dan a él. Es lógico. No tiene rival. Y salvo sorpresa mayúscula no lo tendrá, aunque intenten animar a Juan Costa (el fiel escudero de Rato) a presentarse.

Como no hay guerra entre dos bandos, hay guerrilla. Y las leyes elementales de este tipo de combate dicen que cada escaramuza, algarada y encontronazo favorece a los guerrilleros, que ganan siempre que no presenten batalla formal y  sufran una derrota contundente ante el ejército regular, sometido a un profundo desgaste.

Aunque Rajoy venza (y no convenza) en junio, su futuro ahora mismo no parece muy tranquilo. Uno de sus principales apoyos, Alberto Núñez Feijoo, que ha intentado extinguir varios incendios en el partido, tiene un reto mayúsculo el próximo año: desbancar a Emilio Pérez Touriño de la presidencia de la Xunta de Galicia. Y el terreno no parece el más favorable.