La Voz de Galicia
Políticamente, solo se puede ganar o morir
Seleccionar página

La ciudad más poblada de Galicia, Vigo, siente devoción por el Cristo de la victoria. Y el PSOE olívico por los follones, las tensiones, los cristos a secas .

Un libro que contase la tormentosa historia de la agrupación socialista viguesa sería muy entretenido. En su relato no faltan puñaladas traperas, traiciones o asesinatos políticos (ya ha pasado la época más propicia para estos últimos, los idus de marzo). Y ni siquiera en las épocas en las que se toca poder llega la calma.

Foto de Xoán Carlos Gil

Foto de Xoán Carlos Gil

Abel Caballero es el alcalde de Vigo. Populista y lenguaraz, dicen las encuestas que tiene opciones de revalidar mandato -previo pacto con el BNG, eso sí-. Pero no fomenta la paz en la agrupación olívica. Tampoco le dan tregua las otras familias. ¿La busca? Pues parece que no.

La precampaña no ha podido arrancar de manera más controvertida. Caballero hizo una asamblea a lo Lendoiro. La aprobación de la lista para el 22-M se hizo a la búlgara. Por asentimiento. No hubo votación. Y los críticos no pudieron intervenir de forma oficial. Solo pudieron gritar.

Foto de Xoán Carlos Gil

Los críticos: Gonzalo Caballero y Carlos Príncipe (Foto: Xoán Carlos Gil)

Tampoco tuvieron voz los militantes. Si tenían alguna opinión sobre el hecho de que el alcalde nombrara a Carmela Silva número dos de su lista, no la pudieron hacer partícipe. Si estuviera presente ¿Hubiera podido hacerlo Pachi Vázquez? La portavoz del Senado va a compatibilizar dos puestos. ¿Dónde quedó el cacareado «una persona un cargo» que le sirvió al secretario xeral para configurar a su medida el grupo parlamentario socialista en O Hórreo?