Es inminente la remodelación del Gobierno de Zapatero. El presidente afrontará la última etapa de la legislatura dando un viraje total de timón: contará con un gabinete con mucha más personalidad y peso político que hasta ahora. Tenía que haberlo hecho hace tiempo. ¿Llega tarde?
Rubalcaba es el nuevo número dos. Si ZP no se presenta a las elecciones, quizá sea una pista del futuro candidato socialista. Y la maniobra recuerda a la que en su día hizo Aznar con Rajoy.
Lo que está claro es que la reforma supone el fin del zapaterismo. Al menos de su primera versión. Después de este mediodía solo queda un ministro de su primer gabinete, la vicepresidenta Elena Salgado.
No deberíamos de perder de vista un aspecto colateral: los que ganaron en Madrid (Pajín) han perdido. Los que perdieron la batalla de las primarias (Rubalcaba, Jiménez, Blanco) han salido reforzados. Zapatero no perdona.
La maniobra quizá sea el último cartucho del presidente del Gobierno por salvar su carrera política o el futuro cercano del PSOE. Su credibilidad y popularidad están por los suelos, pero tiene las espaldas cubiertas en el Congreso gracias al pacto con PNV y Coalición Canaria. Y ahora cuenta con un nuevo Ejecutivo de más calado. En su mano está gobernar bien, sin bandazos ni fantasías. ¿Lo conseguirá?
Esta es la quiniela:
La principal novedad sería la salida del Gobierno de la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega. Su posición sería ocupada por Alfredo Pérez Rubalcaba, que conservaría la cartera de Interior y sería el número dos del Ejecutivo. Otros cambios destacados pasan por la desaparición de los ministerios de Vivienda -ocupado ahora por Beatriz Corredor- e Igualdad, que dirigía Bibiana Aído.
También entrarían en el gabinete Ramón Jauregui, que llevaría la cartera de Presidencia, y Rosa Aguilar. La ex alcaldesa de Córdoba sería ministra de Medio Ambiente, Rural y Marino. Sustituiría a la gallega Elena Espinosa.
Para Trabajo Zapatero nombraría a Valeriano Gómez, que fue secretario general de Empleo con Jesús Caldera.
Una incorporación destacada sería la de Leire Pajín. La actual secretaria de Organización del PSOE sería ministra de Sanidad. La hasta ahora titular de esta cartera, Trinidad Jiménez, sustituiría a Moratinos en Exteriores.
Llega pasada la huelga y con los presupuestos del 2011 y, casi seguro, los del 2012 aprobados.
Llega, quizá, en un momento adecuado. Buen momento para la cosa del gobierno en estos tiempos no hay. No sólo por la crisis, el déficit o los más de cuatro millones de parados (esto es lo real). A esto se suma lo irreal del clima político. Nos encontramos con un gobierno socialdemócrata tomando decisiones duras para cuadrar las cuentas. Decisiones que cuidan mucho más el desarrollo de un estado social (educación, sanidad, pensiones) que cualquier otro de Europa (no hay mas que ver que decisiones se están tomando en Grecia, Portugal… pero también en el Reino Unido, Francia y Alemania. Aquí en España los recortes son mucho más suaves.
Si nos paramos un momento a pensar, sin ideologías o forofismos, ¿qué estaría haciendo el Partido Poular?
Pero, a pesar de todo, el Gobierno sigue vendiendo mal sus decisiones. Y es aquí donde los nombres de la remodelación ganan muchos puntos. Rubalcaba será un gran portavoz. Jáuregui es un crac que hizo buena política en los peores años en Euskadi. Y Rosa Aguilar, en su labor en la alcaldía de Córdoba, aunó apoyos de todo el arco ideológico.
Por favor… Seica estas na carreira pras as listas das municipales?
Pisa un poco la calle o quitate las orejeras que no son nada buenas, sobre todo para la salud mental.