La Voz de Galicia
Políticamente, solo se puede ganar o morir
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Escribe Rosa Jiménez Cano en El País:

¿Qué pensaría si, al abrir el grifo, el agua llegase a su vecino antes que a usted? ¿Y si al encender el televisor quien pagase una cuota extra pudiera ver antes los goles de un partido? O mejor aún, ¿y si la red eléctrica diera preferencia a unos electrodomésticos frente a otros, de modo que decidiera que la tostadora tiene prioridad frente al secador de pelo o el microondas? Suena poco lógico, pero podría darse en la web.

La esencia de Internet, desde su nacimiento, ha sido la igualdad entre los datos. La Red los transporta en paquetes de bits. Van de nodo en nodo hasta llegar a su destino. Desde que se hace clic en la pantalla hasta que aparece el contenido deseado, los elementos que componen ese resultado se distribuyen por la Red de manera equitativa. La infraestructura no sabe qué tipo de contenido está trasladando. Todos son, y deben ser según esta teoría, iguales.

Este artículo llama la atención sobre una gran amenaza que pende sobre uno de los pilares de la democracia de hoy y del futuro: la comunicación «neutral» a través de las nuevas tecnologías. Este tema, recurrente a lo largo de los últimos años, se ha puesto de actualidad por un supuesto pacto entre Google y la operadora de telecomunicaciones Verizon. Ambas empresas lo desmintieron, pero han publicado una propuesta conjunta que es, según se interprete, esperanzadora y/o inquietante, pero de la que sin duda se extrae la siguiente conclusión: hay que abrir el debate sobre la neutralidad y tomar decisiones. Ya.

Las telecos no están conformes con la neutralidad de la Red. Quieren ganar más y piensan que pueden hacerlo discriminando datos (y contenidos, la censura está fuertemente agazapada tras estos postulados). Esto también satisfaría a los Gobiernos, que tendrían la puerta abierta a nuevos mecanismos de control. Seamos claros, cualquier recorte atentaría contra la libertad. Y también contra la igualdad.

¿Cuál sería el resultado de romper la neutralidad de la Red? Pues es evidente: Internet ser convertiría en una nueva televisión. ¿Queremos eso? Yo no, desde luego.  ¿Y los políticos?