La Voz de Galicia
Políticamente, solo se puede ganar o morir
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Il Cavaliere lo tiene claro. Siempre lo ha tenido. También en 1993, cuando dijo: «He decidido fundar un partido. Si no entro en política acabo en la cárcel o me arruino».

Entonces, tras el monumental escándalo público de la Tangentópoli,  los italianos asistían a la implosión del sistema tradicional de partidos surgido tras la Segunda Guerra Mundial. Visto lo visto, ¿valió la pena? La pregunta no es peregrina, esconde un debate clásico, tan viejo como la política: ¿hasta donde hay que llegar tirando de la manta?  ¿Era tan intolerable aquella corrupción? ¿Es mejor la actual?