La Voz de Galicia
Políticamente, solo se puede ganar o morir
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En España nunca se dimite. Solo en casos contados un político implicado en un asunto engorroso se apea del cargo, las dietas y el coche oficial. Es la erótica del poder. Y nuestra cultura.

¿Puede un presidente autonómico estar imputado en un proceso por corrupción y seguir dirigiendo los destinos de su comunidad? ¿Es admisible que el superdelegado de la Xunta en Ourense, Rogelio Martínez, esté procesado por un presunto fraude relacionado con una subvención europea? ¿Y si el juez no archiva la causa? ¿Qué debe hacer Alberto Núñez Feijoo?

Los dos pueden ser inocentes, pero el estar implicados en líos judiciales les quita autoridad. ¿Deberían asumir su responsabilidad política? Trillo no lo ha hecho. De ninguna manera. Y el argumento de que se sometió al veredicto de las urnas no es válido. Él se presentaba dentro de una lista cerrada y bloqueada. Tampoco vale para Camps y -en general- el PP, por mucho que se empeñe Rajoy. El líder valenciano ni siquiera se presenta a las europeas. ¿Cómo va a lavar en las urnas sus supuestos pecados?