La Voz de Galicia
Políticamente, solo se puede ganar o morir
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Estamos en carnaval. Y en campaña electoral. Toca disfrazarse. Todo el mundo debería ponerse una careta (no necesariamente las de Feijoo, Touriño y Quintana que colgó Olalla Sánchez en su campaña móvil). Hasta el voto oculto tiene una.  Muy misteriosa. Y muy extendida. Tanto, que trae de cabeza a todos los institutos de opinión a la hora de analizar los resultados de las encuestas. Al menos uno de cada cuatro votantes porta una.

¿Y qué se esconde debajo del voto oculto? Voy a proponer cuatro hipótesis:

  1. Voto para el PSOE. Touriño es el líder más valorado y los socialistas ocupan la posición central en el escenario político gallego. Aunque tienen los votantes menos fieles, provocan menos rechazos directos que las otras dos fuerzas para  los indecisos que quieran elegir una opción con posibilidades de gobernar. Además, tienen la presidencia de la Xunta. Siempre hay gente conservadora que vota al que está en el poder.
  2. Voto para el PP. Es la fuerza hegemónica en Galicia desde 1981. Han ganado todas las elecciones autonómicas celebradas hasta la fecha. Casi todas con holgura. Las encuestas dicen que sus votantes son muy fieles. Y en Galicia «el voto cautivo y el voto ideológico pesan mucho más que el voto económico, en comparación con otras áreas del mundo», escribieron en su día los profesores Ignacio y Santiago Lago Peñas en La influencia de la economía sobre los resultados electorales de Galicia.
  3. Voto para el BNG. La gestión de los nacionalistas en algunas áreas de su parte del Gobierno y su moderación formal -hoy se parecen mucho más a los otros dos partidos dominantes que hace cuatro años- les permitría captar nuevos votantes en caladeros que antes no les eran propicios (no nacionalistas). El resultado de estas elecciones permitirá decidir cuál es el techo electoral «normal»: los 17/18 de Beiras o los 13/14 de Quintana.
  4. Voto para los minoritarios. Tanto Terra Galega (por su arraigo local en algunas zonas) como UPyD (por sus propuestas centralistas y, hasta cierto punto, radicales) o, en menor medida, Esquerda Unida (aunque les irá mejor en las Europeas de junio) podrían captar muchos sufragios de los ciudadanos descontentos con el bipartito y desencantados con el PP. Quizá no les llegue para obtener un escaño, pero podrían decidir las elecciones al retar votos a los tres partidos mayoritarios. Ojo, la siempre honorable tradición del voto en blanco puede dar al traste con sus aspiraciones.

Evidentemente, estas cuatro hipótesis pueden ser ciertas a la vez. De su peso dependen que el próximo Gobierno de Galicia sea de uno u otro color.  Las encuestas que se publiquen hasta el lunes pueden darnos alguna pista. El pronóstico, eso sí, siempre será reservado mientras no caiga la máscara que esconde el verdadero rostro del voto oculto. Saldremos de dudas el 1-M.