Pongamos que a cinco céntimos. Cuando yo estudiaba Políticas, no más de cinco pesetas. ¿Y en ese país llamado C.E.RA.?

En la emigración se han hecho campañas electorales recopilando documentos de identidad en eventos donde abundaban las sardinas, el churrasco y el pulpo a feira. ¿Ahora resurgirán? Si es así, tendrán que poner una fotocopiadora. Y las copias serán gratis. Todo sea por estimular la participación.

La Junta Electoral Central ha decidido -a falta de reformas que garanticen la limpieza del voto emigrante- que los residentes en el exterior  acrediten su identidad al ejercer su derecho al sufragio adjuntando en el sobre de correo una fotocopia del pasaporte o del DNI. El organismo da la razón al PP, que había propuesto en su día esa medida en el Parlamento de Galicia. ¿Es buena? Al menos es algo. Posiblemente evite que voten los muertos, pero no soluciona de forma eficaz un problema que siempre beneficia a los partidos que controlan La Moncloa.

En pleno siglo XXI habría que ir pensando en probar con el sufragio electrónico.Podíamos tomar nota de lo que hace Obama. Antes de jurar su cargo ya había cambiado la web de la Casa Blanca. Por supuesto, para mucho mejor.