La Voz de Galicia
Políticamente, solo se puede ganar o morir
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Al ex presidente Aznar siempre le preocupó trascender, hacer historia, ser recordado como un estadista. Cada uno puede hacer su propia valoración sobre el legado de su mandato, pero resulta poco discutible que el paso del tiempo y sus intervenciones verbales, casi siempre soberbias y a veces extravagantes, no le benefician mucho.

En las ediciones digitales hay varios personajes  o palabras clave que tienen mucho tirón popular. Por la razón que sea, cualquier noticia en la que aparezcan tiene muchas visitas. En ese grupo selecto se incluyen -entre otros- Fernando Alonso (haga lo que haga), Paz Vega (cuando posa ligera de ropa), Amy Winehouse (por sus excesos etílicos) y el propio Aznar.

Puede que no sea un argumento definitivo, pero da una idea de por donde van los tiros: la gente lo considera casi un personaje de la farándula. Le gusta leer o escuchar las barbaridades que dice el ex presidente. La última, calificar el triunfo de Obama como «un exotismo histórico». ¿Cuál será la próxima?

Transitar por ese camino no me parece la mejor forma de acceder al Olimpo de la política. Para codearse con gente como Churchill, Kennedy o De Gaulle quizá hagan falta más méritos que buscar notoriedad cada día, haber imitado el acento texano o haber puesto los pies encima de la mesa del hombre más poderoso del mundo.