La Voz de Galicia
Políticamente, solo se puede ganar o morir
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Siempre me han parecido prescindibles las inauguraciones y las primeras piedras. Sobre todo cuando requieren fastos con cargo a dineros públicos. Y más aún si son parciales. Es decir, cuando se limitan a pequeños tramos y no a la totalidad de una obra o servicio. Como ocurrió el pasado viernes en A Mariña con la Transcantábrica.

En la foto (de Xaime Ramallal) puede verse a Magdalena Álvarez, Touriño, Ricardo Varela, Ismael Rego y una cohorte de dignatarios de la comarca. Y también una carpa tipo boda detrás. Imagino que no estaba ahí para decorar. No sé cuánto ha costado. ¿Quién lo paga? ¿Era necesaria?  ¿Era necesario gastarse 50 millones de pesetas hace seis años, cuando se inauguró un tramito del eje atlántico ferroviario cerca de Santiago, para evitar que Fraga, Cascos y demás ufanos cortesanos se mancharan los zapatos?

La foto, de Álvaro Ballesteros, lo dice todo. Solo les faltó la alfombra roja. Y la instalación luego no sirvió para nada. Aún querrán que les hagamos caso cuando luego hablan de gastos superfluos, de ahorro y de gestión de la crisis.