La Voz de Galicia
Políticamente, solo se puede ganar o morir
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Esperanza Aguirre ha remodelado el Gobierno de la Comunidad de Madrid. Por sorpresa y tan solo cinco días después del fin del Congreso del PP la frustrada lideresa nacional se ha cargado a cinco consejeros, dos de ellos «marianistas».

Los sospechosos de haber sido purgados por su afinidad con el reelegido y renovado presidente del PP son Manuel Lamela (Transportes e Infraestructuras, el primero por la izquierda), y Alfredo Prada (Justicia, el segundo por la derecha) .

Lamela (podéis conocedlo un poco en este post de Gonzalo Bareño) se hizo famoso hace años por dirigir una caza de brujas contra el responsable de Urgencias del hospital Severo Ochoa de Leganés, Luis Montes. Entonces Aguirre lo defendió a capa y espada. Ahora lo fulmina.

Aguirre lleva muchos años en política. Pero se hizo popular durante el primer aznarato (1996-2000) como ministra de Cultura. El único Caiga quien caiga divertido, irreverente y tocahuevos que se ha hecho en España, el del Gran Wyoming, ayudó sobremanera a crear una imagen locuaz, simpática y algo atolondrada de una auténtica dama de hierro. Y es que Aguirre se parece mucho a Margaret Thatcher, no tanto por su ideología ultraliberal, sino por su desmedida ambición. Y a esa ambición no le sienta nada bien el auge del marianismo. Ni la paz dentro del partido.