La Voz de Galicia
Políticamente, solo se puede ganar o morir
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Que nadie minusvalore a Rajoy. Es un político veterano, curtido en mil batallas, que me recuerda al general Kutuzov que retrató Tolstoi en Guerra y Paz. No hará maniobras brillantes ni derrotará al adversario en una acción fulgurante o un contraataque arriesgado, pero tiene ventaja y más fuerzas que sus rivales: salvo que se produzca un cataclismo, ganará.

Ante la ofensiva del ala dura del PP con María San Gil como adalid y Mayor Oreja como jefe de Estado Mayor, el pontevedrés ha optado por ofrecer una batalla de desgaste desde su fortaleza. Él conoce las mareas (a una alta siempre le sigue una baja) y domina los tiempos. De aquí al Congreso de junio, mientras no desvele cuál será el futuro reparto de poder en el partido -su famoso y misterioso equipo-, sabe que las pequeñas insurrecciones no llegarán a convertirse en una rebelión en toda regla.

Como precaución adicional, Rajoy ha hecho una salida para aterrar a los insurrectos. Según publican La Voz y El País, ha agitado ante el ala dura un fantasma: la posibilidad de nombrar a su demonio preferido, Alberto Ruiz Gallardón, como número dos del partido.

Esta maniobra envolvente -para mi es una finta, no creo que los valencianos permitan esa jugada- es coloca de nuevo al pontevedrés en el centro del partido, en el lugar en el que se producen menos rechazos. Mariano no logrará adhesiones inquebrantables, pero sabe lo que se hace.